Los anuncios económicos de Maduro, versión 17 de agosto/ Oye campanas, pero no sabe dónde…

El presidente de la República, Nicolás Maduro, ofreció la noche del viernes 17 de agosto en cadena nacional importantes anuncios enmarcados en el programa de Recuperación Económica de Crecimiento y Prosperidad. A continuación todos los anuncios realizados desde el Palacio de Miraflores, en Caracas:

1.El Petro se ha fijado su valor en dólares en un monto oscilante de $60, el precio del barril de petróleo. El Petro va anclar el precio del Bolívar Soberano  a Bs.S. 3.600.  será la unidad de cuenta fluctuante para fijar el valor del trabajo y precio de los bienes de consumo.

2. Salario mínimo, pensiones y la base de salario para todas las tablas salariales del país a medio (½) Petro, Bs.S 1.800.

3. Bono de reconversión económica de Bs.S 600 a través del carnet de la Patria para la adaptación, a 10 millones de carnetizados.

4. El gobierno asume por 90 días el diferencial de la nómina salarial de toda la pymes de sectores privados, del país, para que no haya impacto.

5. Plan 50: Nuevo sistema de precios acordados. Anclado al Petro. Todos los precios están dolarizados, si las mafias dolarizan los precios, nosotros desde el gobierno bolivariano petrolizamos los precios, en un proceso justo para nuestra nación.

6. Nuevo Sistema Cambiario: Se establece un solo tipo de cambio fluctuante anclado al Petro. Será explicado en los próximos días. Se llevarán a cabo mediante el DICOM, 3 subastas semanales de divisas convertibles con la meta en 60 días a 5 subastas semanales. Para llegar a tener un solo tipo de cambio. ¡Para matar al dólar criminal.

Se iniciará un proceso de aumento de las casas y agentes de cambio de divisas en el país, para que todo el pueblo venezolano y los empresarios nacionales puedan legalmente, comprar o vender divisas.

7. Déficit Fiscal Cero, con disciplina fiscal y eliminar la emisión de dinero no orgánico, sustentaremos la emisión basada en la producción del país.

Va entregar a la Asamblea Nacional Constituyente, un conjunto de leyes para mejorar la recaudación tributaria y fiscal.

Se van a pechar los bienes suntuarios.  Se incrementa la alícuota del Impuesto al Valor Agregado (IVA), en cuatro puntos porcentuales para ubicarlo en 16%, manteniendo las exenciones de bienes y servicios esenciales para el bienestar del pueblo venezolano.

Cambia la periodicidad de impuesto al fisco de quincenal a semanal, para que ese dinero entre a las arcas y se convierta más rápido en inversión social.

El ISLR el pago  anticipo del 1% de las ventas diarias de los contribuyentes especiales y sector financiero asegurador será de 2% Se fija el rango de 0.5 -2%  el pago de anticipos mensuales de ISLR.

Mejoraremos mecanismos de recaudación para el bien de las cuentas y para el proceso de control de hiperinflación, por eso sobre el impuesto del IVA se decidió un aumento de 4 puntos para un 16% sobre bienes suntuarios, con exenciones para el bienestar del pueblo

8.Transporte. El censo de transporte, ha dado resultados positivos.

Carnet de la Patria. Se han carnetizado un TOTAL de 17.255.942. de los cuales hay 660.191 nuevos carnetizados.

Subsidio directo de la gasolina a través del carnet de la patria. Se extiende el censo preparatorio por un período de 10 días hasta el 30 de agosto.

Del 1 al 20 de septiembre se estará explicando al país como se va a ir instalado de manera gradual, el sistema de subsidio y pago de la gasolina. Tal vez se inicie por Zulia o Táchira.

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Anexo

Oye campanas, pero no sabe dónde…

Humberto García Larralde|

Las medidas anunciadas la noche del 17 de agosto podrían hacer creer que, ¡¡al fin!!, Maduro reconoce la necesidad de rectificar sus políticas. Habla de “anclar” el bolívar, de “disciplina fiscal” y de “eliminar definitivamente la emisión de dinero no orgánico”. No se escudó en ninguna “guerra económica” para echarle la culpa a los demás. ¡Albricias! Pero Maduro escucha campanas sin saber de dónde vienen. Vamos por partes:

Anclar una moneda en una variable real –como pretende al relacionar el bolívar (soberano) con el barril de petróleo–, es siempre una apuesta riesgosa. La variable clave es la confianza, es decir, la credibilidad de que pueda sostenerse. De no existir, se generan expectativas adversas que terminan dando al traste con la medida: la gente acudirá masivamente a “cobrar” la paridad anunciada mientras dure, convencida de que el gobierno no tiene cómo sostenerla en el tiempo. Al forzarse la devaluación, se despilfarra esta “bala de plata” –única–, precipitando más desconfianza y mayor deterioro económico.

Además, con la torpeza que lo distingue, Maduro interpone como eslabón en tal anclaje al “petro”, moneda inexistente y ficticia que, de entrada, socava toda seriedad en su propuesta. Y al anunciar que el valor de este esperpento será de un barril de exportación de petróleo venezolano y equivaldrá 3.600 BsS., indica un tipo de cambio implícito que se acercaría a unos 60 BsS/USD [hoy a 65 dólares el barril], o sea, 6.000.000 de los Bs (“fuerte”) moribundos. Algunos dirán que ello es realista –por ahí se aproxima el dólar paralelo–, pero lo cierto es que no es sostenible por los impactos de las demás medidas anunciadas.

Elevar el salario mínimo 60 veces, de BsS. 30 a 1.800 (¡medio palo, que digo, petro!), significará, de golpe y porrazo, la destrucción de la empresa privada, salvo que pueda resarcir este incremento en sus costos aumentando los precios de los bienes o servicios que producen. Simplemente, el cierre de empresas y la desaparición de empleos y fuentes de ingresos. La debacle total. Por otro lado, habrá de multiplicarse por similar proporción la masa salarial que saldrá a la calle buscando reponer el nivel de consumo perdido. ¿De dónde saldrá esa “bola de billetes”? Junto al aumento exponencial de la nómina pública, el estado habrá de subvencionar –dice Maduro– el diferencial de sueldo de la pequeña y mediana industria durante los próximos tres meses. ¿Con qué ingresos?

El incremento en el precio de la gasolina –cuya magnitud todavía no se conoce—podrá aportar algo a las arcas públicas, pero Maduro insiste en que seguirá subsidiada para todo el que tenga “Carnet de la Patria”. Muy poco, entonces, se obtendrá por esta vía. Por demás, de aproximar el precio del combustible a su valor de exportación (costo de oportunidad), ¿de qué vivirán los que se benefician –fundamentalmente militares—de su reventa internacional? Un malabarismo imposible de sostener.

De la supuesta sinceración del tipo de cambio no esperemos nada, pues con la caída en la exportación de crudo y los compromisos externos del sector público –servicio de deuda, pago de gasolina, de solventes importados, etc.— sus cuentas externas resultan deficitarias, es decir, la devaluación aumentará más sus gastos en bolívares que sus ingresos… a menos que se posponga el pago de deuda externa. ¿Será que Maduro escogió esta opción por la vía del default? Porque en absoluto ha hecho referencia a negociar de manera creíble con la banca la restructuración de sus pagos de deuda.

Aumentar el IVA en cuatro puntos podría contribuir con mayores ingresos, pero con el colapso de la actividad económica que sufrimos, no será mucho. Por otro lado, una inflación de más de 100% mensual destruye el valor real de lo recaudado en muy poco tiempo.

De manera que subsisten todos los ingredientes para que se perpetúe un enorme déficit público, cuya única posibilidad de financiamiento previsible será, como siempre, la “maquinita” del BCV. Cierto que el nuevo tipo de cambio habrá de absorber liquidez, atemperando el impacto inflacionario, pero la mezcla anunciada de un precio implícito del dólar en BsS 60 y la permanencia de las subastas del DICOM hace prever que, en vez de avanzar hacia la unificación cambiaria, seguirán existiendo, por el contrario, varias cotizaciones. Ello, de paso, es para las mafias atrincheradas en el poder la razón de ser del control de cambio, pues les ofrece oportunidades inusitadas de lucro a través del arbitraje entre éstas. ¿A dónde apunta el gobierno, entonces, con su política cambiaria? ¿Cuál será su efecto sobre los precios?

De manera que la confianza, fundamento de toda viabilidad de medidas como las anunciadas, está todo menos que garantizada. Si el dólar paralelo ha aumentado más de 35 veces en lo que va del año, empujado por un incremento de la liquidez en proporción parecida, ¿Las medidas de Maduro estarán en capacidad de quebrar las expectativas hiperinflacionarias y atajar el derrumbe económico? ¿Con empresas que, además, están condenadas al cierre por no poder cubrir sus costos salariales?

Lo que no se le escuchó decir a Maduro y nunca se le escuchará, es que sus acciones buscan aumentar la productividad. No hay manera de sostener un incremento del salario –real—, por más loable que sea, si no mejora la productividad. Y no estamos hablando de propiciar la inversión productiva y la innovación tecnológica. No le pidamos peras al olmo. Se trata, simplemente, de propiciar un mayor aprovechamiento de las capacidades de producción de las firmas, actualmente utilizadas en sólo un 30%. ¿De dónde se obtendrán las divisas con las cuales importar los insumos y repuestos requeridos? ¿Acaso se negocian para ello créditos –que tienen que ser masivos— con los organismos multilaterales? ¿Qué demanda sostendrá este aumento de la producción con las distorsiones macroeconómicas y la hiperinflación que mantienen sus medidas? ¿Los servicios públicos –electricidad, agua, seguridad—están en capacidad de sustentar tal incremento? ¿Y la mano de obra especializada que Maduro ahuyentó a países que ofrecen remuneraciones dignas? ¿Dónde están las garantías jurídicas a la propiedad y procesales, la libertad de competir y de desarrollar la iniciativa privada, para incentivar una mayor producción?

Con las medidas anunciadas, la oligarquía militar y civil busca posponer el colapso inevitable del desastre que han engendrado, incluso aventurándose a desechar de sus gríngolas ideológicas. Pero, como diría Maduro en sus enredos, “el que nace escaso … ¡ni que lo fajen chiquito!”. ¿Quién se va a comer el cuento de que van a desmantelar el sistema de controles y restituir al Estado de Derecho y las potestades de una Asamblea Nacional independiente para ofrecer un entorno económico de confianza que permita abatir la inflación y reactivar la producción? ¿Y sus “negocios”?

Es obvio que el régimen, en su huida hacia adelante para intentar evitar su caída y eventual enjuiciamiento, se colocó más allá del punto de retorno. Sólo es capaz de instrumentar medidas que destruyen aún más el país. El deber patriota es cómo acelerar su partida para rescatar las posibilidades de vida y recuperación de los venezolanos.

*Economista, profesor de la UCV, [email protected]

Los nuevos anuncios

PRESENTACIÓN NUEVOS ANUNCIOS 17 DE AGOSTO DE 2018 (2)(1)

 

Esto se va a convertir en ahorros por encima de los $10.000millones  para el país.