Historia viva: Bolívar vivo en la Ley Fundamental

 

Aldemaro Barrios

Hoy recordamos dos noticias históricas que conmocionaron el siglo XIX, igual que repercutieron en el siglo XX y retumban en la memoria histórica del continente en este siglo XIX. Voya recordar primero la buena noticia: La promulgación de la Ley Fundamental de Colombia, pronto conocida como la Gran Colombia, emitida por el Congreso de Angostura el 17 de diciembre de 1819.

La mala noticia, la muerte de Bolívar el 17 de diciembre de 1830, 11 años después de una de sus más significativas creaciones, esa gigantesca república con visión continental y arquitectura colosal que hizo nacer en 1819 y que palpita en un mismo idioma, en una cultura, en una misma espiritualidad de lucha liberadora.

Simon Bolivar de Jose Maria Espinosa pintado en 1828

La segunda noticia histórica, podemos ponerla en discusión y preguntarnos ¿Realmente murió Bolívar cuando dejó de pensar? Desde el punto de vista clínico y físico sí.

Pero entonces nos preguntamos ¿Que es la República Bolivariana de Venezuela, la de Bolivia hoy maltratada por los advenedizos, o las convulsas República de Perú, Ecuador y Colombia sino la creación viva y palpitante de El Libertador?

¿Por qué sus pueblos hoy se debaten entre la perfidia de la imposición de políticas adversas a los intereses generales y la idea Bolivariana de la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”, la de los intereses colectivos de esos pueblos?

Es Simón Bolívar quien blande su bandera y su espada en forma de ideas demandantes, es Bolívar hecho pueblo bajo una simbología y un espíritu que no podrán derrotar ni con las más viles artimañas del engaño ni con las más poderosas armas de destrucción masiva.

Simón Bolívar, murió de tristeza y congoja al verse traicionado, pero antes del desenlace final y ante los siglos por venir, como desafiando a la muerte y a los enemigos de la patria gigante, Bolívar siempre a la ofensiva, exhortó a la unidad de los patriotas, que es también coherencia de acción para defender los derechos de los pueblos de este continente para liberarse de los extraños, impostores, de los traidores, de manera que no fue un simple fallecimiento.

El Libertador tal y como cuando nació con un grito, murió vociferando, al mundo desde sus pocas fuerzas físicas y sus entrañas espirituales, el reclamo que hoy deben escuchar las fuerzas liberadoras para la transformación social de los pueblos de América.

Unidad, colombianos de hoy, confíen en Ustedes mismos y dejen para lo subalterno y a discreción, las pequeñas diferencias que no les hacen ver más allá, el horizonte posible, y de percibir la fuerza de la unidad popular porque tanto a Venezuela, como a Colombia, Ecuador y Bolivia, la fuerza de la unidad que postergó la razón de Simón Bolívar es lo que nos hará fuertes ante un enemigo poderoso pero minoritario, es lo que nos hará libres y  felices.

De manera que esta mala noticia, se transformó, por lo que expresó El Libertador, en una razón para vivir, en una proyección trascendental para el buen vivir de la cual habló el comandante Hugo Chávez y que Fernando Huanacuni Mamani recreo teóricamente en su libro “Vivir bien o el Buen Vivir” producto de la milenaria tradición aimara nuestroamericana.

La unidad razón de la Ley Fundamental

Para 1815 Bolívar y hay que decirlo, un grupo de sus más cercanos colaboradores pensaban en los escenarios posibles para enfrentarse a uno de los imperios más poderosos del mundo. El sobre todo entendía la dimensión continental de un proyecto de transformación como la que se proponía y conocían la capacidad de fuerza del enemigo.

El tipo de emprendimiento político y militar que se proponían Bolívar necesitaba de un fundamento teórico y práctico, las iniciativas de guerra son muy costosas en vidas, sangre, sufrimiento, dolor y desgaste material. Pero necesitaron razonar y exponer sus objetivos estratégicos y de allí la Carta de Jamaica de 1815.-

Bolívar entonces pensó y escribió, como lo soñó el precursor Francisco de Miranda desde finales del siglo XVIII, la bitácora inicial cito: “Los estados del istmo de Panamá hasta Guatemala forman quizás una asociación…….La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo, o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas…”

En el contexto geopolítico internacional Bolívar sabía que la Monarquía española estaba heridagravemente y desgastada militarmente luego de la guerra contra las tropas napoleónicas, no obstante, las ínfulas y la altanería monárquica que luego, algo recuperada y apoyada por la Santa Alianza, especialmente por Inglaterra, Prusia, Rusia y Francia.

Entonces España lanza toda su batería contra los independentistas en América, al mismo tiempo que maniobran con los mandatarios de las colonias de los Estados Unidos para negociar territorios a cambio de una “neutralidad engañosa”. Detrás estaban los interese de las potencias extranjeras por bastos territorios ricos en materia prima.

Los hechos de la isla Amelia y la atrevida acción de los patriotas para tomar el enclave estratégico en ese crucero de comercio y tráfico militar en la correntera marítima entre La Florida y Cuba en 1817, había alertado a España para iniciar una negociación que promovió la “neutralidad” histórica de los Estados Unidos a cambio de 5 millones de dólares.

Aunque la comunicación de Bolívar en ese sentido fue muy discreta por razones diplomáticas, sin dudas vio una razón militar favorable al hostigar a la Monarquía.

La monarquía española perdía batalla tras batalla sobre los territorios de Suramérica, mientras que Gran Bretaña con una amenazante armada estaba dispuesta a reñirle a los Estados Unidos y a otros miembros de la Santa Alianza los territorios de ultramar. Francia, España, Prusia y Rusia optaron por confirmar el “acuerdo santo” para que, de los territorios de las Américas, que los suponían en rebatiña en medios de guerras independentistas, les quedaran anclajes territoriales para sus propósitos estratégicos comerciales y militares.

Para 1819 el mundo era disputado o repartido por las grandes potencias emergentes y las Américas significaban prioridades para que gobiernos con vocación imperialista buscaran en esos espacios las fuentes de recursos para el sustento de sus incipientes industrias y sus planes expansionistas.

El tema del espacio y sus dominios aquí entra en una dimensión ética de diferencias incuestionables, para Bolívar y su propuesta geopolítica, las dimensiones de los territorios y sus riquezas estarían al servicio de la sociedad y no de élites que era el objetivo de las potencias expansionistas enfocadas en el arrebato de las riquezas para mantener sus estatus económicos y poderío militar igual que hoy lo hace EEUU y la Europa de naturaleza imperialista.

De manera que en Bolívar no se trataba del espacio en sí mismos como lo señala Indalecio Liévano Aguirre al citar a Julio Londoño, “Quizás ningún concepto fundamental de la geopolítica tiene una relación más estrecha con el destino de los pueblos que el concepto de espacio.(…)”Por esta razón cuando ya la empresa de liberación americana del dominio español se puede entrever en una realidad, aparece ante el Libertador el primer dilema en cuestiones geopolíticas:

¿Formar nacionalidades grandes o nacionalidades pequeñas? ¿Encausar el mundo hispanoamericano por el camino de la materia o del espíritu? ¿Hacer las naciones fuertes o hacerlas cultas? No puede haber término medio. De la solución que se adopte depende la supervivencia de los Estados independientes (La visión geopolítica de Bolívar, General Julio Londoño, Bogotá 1956) [1]

Así los asuntos de principios éticos en el tema del dominio de los territorios se calibraban con la dignidad y el comportamiento moralista que en Bolívar no solo era la razón de su ser político sino una incuestionable virtud que probó su liderazgo y honor en el tiempo que le tocó lidiar con hombres iguales en temeridad, pero luego menguados por la avaricia, la falta de dignidad y la corta visión geoestratégica que El Libertador mostró para la posteridad.

Por eso Bolívar trascendió su tiempo y hoy está vivo y más actual que nunca, por su fuerza moral y que nos hace reconocernos Bolivarianos.

Los tres postulados considerados en la Ley Fundamental de Colombia así lo señalan:

  1. 1. Que reunidas en una sola República las provincias de Venezuela y de la Nueva Granada tienen todas las proporciones y medios de elevarse al más alto grado de poder y prosperidad;
  2. Que, constituidas en Repúblicas separadas, por más estrechos que sean los lazos que las unan, bien lejos de aprovechar tantas ventajas, llegaría difícilmente a consolidar y hacer respetar su Soberanía;
  3. Que estas verdades altamente penetradas por todos los hombres de talentos superiores y de un ilustrado patriotismo habían movido los Gobiernos de las dos Repúblicas a convenir en su reunión, que las vicisitudes de la guerra impidieron verificar.

¿Cómo nos veían y nos siguen viendo los del Norte?

Para el gobierno de James Monroe y los posteriores mandatarios de los Estados Unidos de América hasta nuestros días, la unidad suramericana que propuso Simón Bolívar con la Ley Fundamental de Colombia, era inadmisible en tanto el riesgo y amenaza “extraordinaria” que representaba para sus intereses geopolíticos, el que en el sur se enclavara un estado poderoso que pusiera en lance “la seguridad” de los Estados Unidos igual que lo significaba la Santa Alianza constituida en Europa.

Por ello las descalificaciones que el cuerpo diplomático de los Estados Unidos sobre la personalidad de Bolívar, que en realidad eran ataques a la doctrina bolivariana, en los que se le calificaba de “dictador”, “autoritario” y “tirano”, la misma fórmula semántica que hoy usan para desprestigiar primero a Hugo Chávez Frías y luego  a Nicolás Maduro Moros, , con el fin descalificar las bases doctrinarias de la Revolución Bolivariana en sus intentos integradores en América Latina, doscientos años después.

Tales conceptos sobre la personalidad patriota suramericana fueron documentadas en 1817 cuando efectivamente Thomas Jefferson escribió a Alexander Von Humboldt una argumentación jurídica sobre la ley fundamental:

“El primer principio del republicanismo es que el lex majorispartis es  La ley fundamental de toda sociedad de individuos con derechos iguales: considerar la voluntad de la sociedad declarada por la mayoría de un solo voto como sagrada como si fuera unánime, es la primera de todas las lecciones importantes, pero la última que se aprende a fondo.

  La ley, una vez ignorada, no queda más que la de la fuerza, que termina necesariamente en el despotismo militar. Esta ha sido la historia de la revolución francesa, y deseo que la comprensión de nuestros hermanos del sur sea lo suficientemente amplia y firme para ver que su destino depende. en su sagrada observancia “.

Para despejar dudas sobre cuáles eran las ideas de los principales pensadores doctrinarios de EEUU como Thomas Jefferson y como ellos concebían la geopolítica hacia la América hispana en procesos de liberación anticolonial es conveniente revisar estas cartas a Humboldt en lo que curiosamente usa frases dignas de análisis semántico y que debe ser consultadas a especialistas del lenguaje de la época cuando en 1817 escribió al sabio prusiano:

“Creo que la historia no proporciona ningún ejemplo de un pueblo sacerdote que mantiene un gobierno civil libre. Esto marca el grado más bajo de ignorancia, del cual sus líderes civiles y religiosos siempre se valdrán para sus propios fines. La vecindad de La Nueva España a los Estados Unidos, y su consecuente relación sexual, pueden proporcionar escuelas para las clases más altas y un ejemplo para las clases más bajas de sus ciudadanos.

 Y México, donde aprendemos de usted que los hombres de la ciencia no faltan, puede revolucionarse a sí mismo. Mejores auspicios que las provincias del sur. Estos últimos, me temo, deben terminar en despotismos militares. Los diferentes actores de sus habitantes, sus odios y celos mutuos, su profunda ignorancia y su intolerancia, serán interpretados por astutos líderes, y cada uno de ellos el instrumento para esclavizar a otros. Pero de todo esto, puedes juzgarlo mejor, porque en verdad tenemos poco conocimiento de ellos para depender, pero a través de ti …”[2]

Mientras los patriotas debatían por la unidad de sus fuerzas con Bolívar como General en Jefe, extraordinario estratega de guerra, no menos excelso estadista, y se batían en combate con las fuerzas realistas, España negoció con los Estados Unidos un acuerdo para entregarles las tierras de Florida y establecer un convenio de no agresión que logró por tan solo por 5 millones de dólares. Se trató del Acuerdo Adam-Onnis entre 1817 y 1819.

Las inversiones de los financistas ingleses en la Guerra de Independencia en Suramérica y la constante advertencia del gobierno de Estados Unidos sobre el riesgo de una intervención de la Santa Alianza en Suramérica, reducían las posibilidades de losalemanes, franceses o  rusos para lanzarse a una aventura sin contar con el acompañamiento de otros monarcas europeos.

No obstante, las barbas de Alexander I, Zar de Rusia las peinaba la incertidumbre de sus propósitos por hacerse de los recursos materiales suramericanos que Alexander VonHumbolt había descrito para Prusia luego de su bitácora científica a principios del siglo XIX y que se convirtió en información sustantiva sobre los medios y recursos materiales que disponían estos vastos territorios y que eran deseados por los poderosos monarcas de la Santa Alianza.

Para finales de 1819 la suerte de España en América del Sur estaba marcada hacia una derrota que ya no podía contar con el amparo del absolutismo europeo, a quien debía junto a los ingleses los empréstitos de la guerra que financiaron para el retorno de Fernando VII al trono.

Los territorios disponibles en Suramérica y el Caribe para su distribución fueron repartidos entre Gran Bretaña, Francia y Holanda (las Guyanas, Belice y algunas Islas del Caribe) mientras que los Estados Unidos enfocó sus esfuerzos sobre una política invasiva hacia los territorios continentales con mayores dimensiones que España fue vendió por menor cantidad de dinero, como lo hizo con Nuevo México, Texas Colorado y California por algo más de 2 millones de dólares.

El gobierno de Gran Bretaña representado por George Canning y el de Francia por el Duque Jules de Polignac Embajador en Londres tácitamente acordaban una declaración mediante un memorándum que explica el finiquito de la monarquía de España para la recuperación de los territorios anteriormente bajo su dominio en América del Sur:

“Que este gobierno (Inglaterra) considera que es absolutamente imposible para España recuperar sus colonias y que estas vuelvan a sus anteriores relaciones con aquella. Que Francia negaba, por su parte, cualquier intención o deseo de la situación de Francia con respecto a España para apropiarse de ninguna parte de las posesiones españolas en América…que Francia renuncia solemnemente en todo caso, a cualquier proyecto de actuaren contra de las colonias por la fuerza de las armas.”[3]

Finalmente

Bolívar 1816, Anónimo

En la antesala del decreto de la Ley Fundamental de Colombia en Angostura, diciembre de 1819, los enfrentamientos entre las potencias del mundo por apropiarse de los territorios y recursos en la periferia de los centros de poder y las contradicciones entre el modelo capitalista expansivo y el decadente modelo feudal absolutista , requirió de enormes gastos para sus guerra intestinas por un lado entre los europeos y por otro los Estados Unidos, lo que favoreció e inclinó la balanza en la correlación de fuerzas a favor de los patriotas suramericanos, quienes dirigidos por Bolívar en el norte del sur y su clara visión continental y prospectiva le hicieron llegar más allá de lo que podían alcanzar los caudillos locales con sus visiones  “municipales”.

Escribía Bolívar a Perú De Lacroix “¿Que voy hacer con este continente? ¿Sobre qué bases colocaré este vasto escenario donde la humanidad del porvenir acudirá a refrescarse para pasear su grandeza y sus victorias? ¿Hasta qué punto mi voluntad y mi pensamiento habrá de acelerar o retardar este de un futuro inevitable?… ¿Cuál va hacer el fallo que sobre mi dictarán sus futuros pobladores?[4]

Simón Bolívartuvo razón, Padre de la América Libre, nada nos aparta de tus pronósticos, más aún todo nos acerca a la visión prospectiva de un nuevo mundo multipolar, diverso, democrático y socialista. Diste lo humanamente posible que un cuerpo yun cerebro pueden pensar y por eso estamos agradecidos a la Providencia por haber nacido aquí.

Y por haber tenido por maestros a sabios como Simón Rodríguez y Andrés Bello, a intelectuales como Juan German Roscio, leales militares como Cruz Carrillo, Soublette, Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta entre miles y hoy millones de mujeres y hombres que aún te seguimos.

Retomo tus palabras, Padre, para que siempre observemos tu prospectiva y sigamos tu bitácora libertaria:

Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal, que ofrece un cuadro tan asombroso, Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con la admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta basta región…”

¡Simón Bolívar está vivo…¡Viva la Gran Colombia… Viva Venezuela…Viva Colombia…!

 

Notas

[1]Lievano Aguirre, Indalecio (2007) Bolivarianismo y Monroismo. Editorial Grijalbo. Caracas Venezuela.

[2] Jefferson to Humboldt, December 6, 1813, published in Schwarz, 130-33.

[3]Lievano Aguirre, Indalecio (2007) Bolivarianismo y Monroismo. Editorial Grijalbo. Caracas Venezuela. (Cita Brithis and Foreing State Papers London 1843)

[4]Abella Gonzalo (2011) Bolívar: independencia y lucha social en Nuestra América. Editorial Trincher C.A. Caracas Venezuela, p.82