Hasta los mercados se cansaron del macrismo

Juan Guahán-Question latinoamérica

Desde hace un tiempo venimos repitiendo que “esta fue la peor semana para el gobierno”. Esto es así y –al macrismo- solo lo salva que no haya alternativa política a esta gestión.
¡Qué semanita!, menos mal que solo tuvo tres días hábiles y ya terminó. Pasaron tantas cosas, desde el gobierno se dijeron tantas sandeces que causan una extraña sensación de admiración. Pero no por la profundidad e importancia de esos pensamientos, sino por la impunidad –cargada de mentiras- con las que se dicen.

De Mauricio Macri podemos recordar aquella frase antológica, repetida hasta el cansancio: ¡Tenemos el mejor equipo de los últimos 50 años! No causa un asombro menor la frase soltada, para dar tranquilidad, por Nicolás Dujovne -Ministro de Hacienda- cuando dijo, el viernes pasado: “Hemos cumplido las metas”.

A la luz de algunos acontecimientos recientes surge una reflexión que perfora el alma, que a uno lo pone en la duda de decirla o no. Pero ganados por el doloroso panorama que transitamos mejor decirla: Es el mejor equipo ¿Para quién?; se han cumplido las metas ¿de quienes?

Está claro que el fenómeno sucedido con la importante “corrida bancaria” tiene distintas causas y modos de abordarse. Por cierto que ella tiene que ver con el aumento de las tasas de intereses en los Estados Unidos, lo que hace que los grandes capitales marchen en esa dirección, lo que provocó una suba del dólar en casi todos los países, claro que en ninguna parte del volumen de la nuestra.

Tampoco lo sucedido es ajeno a la imposición de un tributo -recientemente aprobada por ley y con vigencia a partir de este mes- a la renta financiera de los “no residentes” en el país.
Las grandes corporaciones financieras eran los principales tenedores de los bonos LEBAC, principal instrumento de tal rentabilidad y era obvio que procurarían deshacerse de tales títulos para llevarse sus ganancias, en dólares. En los días previos a esta suba el dólar, iniciado el 24 de abril, hubo compras de dólares -por encima de lo habitual- por unos cinco mil millones.

Eso le permite decir a los funcionarios del gobierno, en su conferencia de prensa del viernes, que “esto no nos tomó desprevenidos”. Ahhh bueno…!!! Si era previsible porqué no actuaron. Da para pensar que no lo hicieron porque ellos atienden de los dos lados del mostrador, desde el Estado y desde sus intereses particulares.

No por nada ellos (los dujovne, los caputo, los aranguren, los peñabraun, los…) tienen su plata a buen resguardo en paraísos fiscales o guaridas financieras. Ese dinero pasa por este territorio, lo sobrevuela, desciende por un tiempito cuando tiene buenos y rápidos negocios por hacer. Para su visión, el Estado debe ayudar a que esos negocios sean posibles.

Con ese mecanismo ningún país se hizo rico y su pueblo feliz. Ésa es la ley del saqueo. En algún momento saldrán a luz los compradores de Dólares en los días previos. Es probable que buena parte de ese dinero ya haya volado rumbo a lugares más firmes y seguros. Habrá otros que compraron dólares a 20 pesos, lo pudieron vender unos días después a 22 ó 23 pesos por dólar, ganando entre 10 a 12% en una semana. También será bueno saber ¿quiénes son?

Los mecanismos cambian pero no los ganadores y perdedores. Cada vez que el poder financiero aprieta, gran parte de nuestros gobernantes –para caerles bien- le respondemos con mayores concesiones. Aquí, para el pueblo quedan las consecuencias: una obvia mayor inflación, la que se hará notar en los .próximos días con el remarque de los precios tengan o no componentes importados; el enfriamiento de una economía que es inviable con tasas -como lo ha establecido el Banco Central- del 40% de interés. La consecuencia lógica de todo esto va a ser otra vuelta de tuerca al ya muy debilitado consumo.

A estos muchachos del “mejor equipo”, se les vinieron encima varias cuestiones juntas: No fueron capaces de prevenir que los inversores no estaban “desesperados” por invertir en nuestra economía; tampoco tuvieron la lucidez de ver lo que estaba pasando en el mundo y la reorientación de los grandes capitales hacia otros destinos. Ellos pensaban hacer “su negocio” en ese marco. Intermediando en las inversiones. De hecho hicieron varios negocios con el gigantesco endeudamiento.

Ahora, desdibujada esa posibilidad, lo único importante que les queda es conseguir fondos para las obras públicas, cuestión que también se ha puesto vidriosa por nuestro nivel de endeudamiento. Por eso anuncian una rebaja de 30 mil millones de pesos previstos para esas grandes obras. Confundidos y sin destino, van “tanteando” qué hacer y en el medio promueven aquellos negocios que convienen a sus propios intereses personales. En el “abajo que se mueve” la cuestión se ve de otra manera.

En ese sentido causó escozor, en los despachos de la Casa Rosada, una apreciación de Fabián Perroni, Jefe de la policía bonaerense, quien sostuvo: “Hay gente que delinque, que es la primera vez que está pasando por eso, que antes no lo hacía, pero por una necesidad, por un apremio económico…”.

Como una muestra de todo lo dicho, en estos días ha tomado estado público una nota publicada en la reconocida revista económica Forbes. Allí se deslizan conceptos más que significativos acerca de las dificultades que tiene el gobierno de Macri para sostener su política económica y el fin de la amigable relación que mantenían. El título de la nota define esta posición diciendo “Puede que sea el momento de salir de la Argentina”. Continúa señalando la falta de rumbos del equipo económico y terminan afirmando que “es hora de salir de la Argentina y salir corriendo”. Para ese medio periodístico la situación es mucho más grave de lo que se piensa.

En un sentido semejante se han expresado otras manifestaciones del poder financiero mundial. La calificadora de riesgos Fitch Ratings revisó el panorama de nuestra deuda, pasándola de la categoría “positivo” a “estable”. Esta pérdida se traduce en lo que ellos llaman “mayor riesgo país” y mayores intereses a pagar por créditos futuros.
A su vez, el Banco de Inversión Morgan Stanley publicó, en su boletín semanal, que la Argentina está “navegando en aguas turbulentas”.

Se puede completar esta perspectiva con la evaluación de la banca JP Morgan sobre los efectos de la salida de capitales de la Argentina, según su apreciación estamos con un peso más débil y una mayor inflación.
Esta es la situación de la política económica del gobierno que ha perdido la confianza de los mercados internacionales. La causa principal de este problema no deviene de las mayores tasas que pagan en Estados Unidos, sino que son la consecuencia lógica de una economía que ya no soporta esta debilidad de seguir siendo tan dependiente de lo que el poder financiero mundial decida.

En medio de una bronca de la mayoría del pueblo y abandonado por el poder económico internacional, el único sostén del gobierno es la falta de una alternativa política que lo pueda reemplazar. En ese marco el miércoles próximo se discutirá en el Parlamento el tema tarifario, que ya cuenta con un despacho favorable de la Comisión de Presupuesto, para sacar una resolución contraria a lo planteado por el gobierno.

Mediciones de la mayor hipoteca: pobreza infantil

Una reflexión que no podía faltar tiene que ver con la evolución de la pobreza infantil. El origen de la información es el reconocido Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que ha hecho público varios estudios sobre el tema de pobreza infantil (niños de 0 a 17 años) y su evolución 2016/2017, según distintas formas de medirla.
Señala que midiéndola por “ingresos”, la misma metodología que usa el INDEC, la pobreza ha evolucionado del 47,5% en 2016 al 42,5 en el 2017. Para ese último año, las cifras oficiales dan un 39,7%.

La UCA mide el impacto de la pobreza infantil sobre datos multidimensionales que incorporan otras variables, además del ingreso económico. Entre ellas consideran vivienda, salud, educación, alimentación, vestimenta, acceso a la tecnología.

En base a las incorporaciones de estos otros conceptos, el estudio observa que la pobreza ha evolucionado, del 2016 al 2017, de un 60,4% al 62,5% de niños pobres. Es decir que habría más de 8 millones de chicos con algún grado de insatisfacción en sus derechos.
Estas diferentes mediciones nos indican que el mayor ingreso puede significar una cierta mejoría pero que las cuestiones estructurales están empeorando, por lo que el futuro se presenta aún más sombrío. Uno de los datos más dolorosos es que el 10,4% de los niños pasa hambre.