Fidelidades compradas: solo el aparato colorado fue a aclamar a Cartes

CÉSAR CENTURIÓN | El poco público presente durante la asunción de Horacio Cartes muestra que al flamante presidente le queda aún mucho por comprar. Las sillas vacías son un poderoso simbolismo del apoyo con que asume Cartes. 

Alainet

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Foto: Mónica Omayra

Me levanto a las seis de la mañana y preparo el mate para empezar a teclear sobre el grosero espectáculo de nacionalismo stronista vivido ayer.

Desde muy temprano se oye a lo lejos la polca “Colorado” y el tributo al General Stroessner para dejar bien sentado quién manda nuevamente en el país.

Pañuelos colorados al cuello, insultos y hostigamientos a los extranjeros que vinieron a presenciar la asunción: ese fue el clima que se vivió caminando entre el aparato colorado que fue arreado desde distintas partes del país para recibir al presidente que devuelve la primera magistratura al partido que gobernó por más de seis décadas seguidas.
Horacio Cartes reiterando los nombres de las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Brasil, Dilma Rousseff, recibiendo la respuesta casi ensayada de chiflidos y abucheos. Así dejaba en claro ante la concurrencia y el mundo que hará valer la soberanía del país, aunque a fuerza de rematar la fuerza laboral de los paraguayos a las maquiladoras.

“Y porque no le apoyó al Paraguay. Acá todos los paraguayos le hicieron el juicio a Lugo”, señaló ante la consulta sobre los abucheos un señor con una pañoleta roja al cuello.
“Estuvo muy mal. Nosotros vinimos por la unión latinoamericana. Venimos a festejar con el pueblo paraguayo”, indicó una mujer que se identificó como integrante del movimiento Patria Grande, quien señaló ser hija de paraguayos. “Somos los pibes de Patria Grande”, cantaban mientras desplegaban su bandera los demás integrantes del movimiento.

“Acá nos insultaron, nos dijeron fuera la planta nuclear de Formosa, pero nosotros no vinimos acá a discutir”, señaló otra mujer.

“La democracia es un medio”, precisó Cartes en su discurso, dando el explícito mensaje de que prescindirá de esta si, llegado el caso, se llegara a oponer a las finalidades últimas de su proyecto.
También prometió firmeza ante los que quieran apropiarse de la cosa pública, por lo que habrá que ver cómo lidia con un partido que históricamente ha vivido de la apropiación de los recursos públicos.

En tanto, como ya se adelanta en su programa de los primeros 100 días, ratificó que uno de los pilares de su gestión será la “atracción de inversiones”. Puede preverse que esto se concretará a base de multimillonarios incentivos fiscales y violación de los derechos de los trabajadores con la implementación de un marco de flexibilización laboral, principales botines que persiguen las tan mentadas “inversiones extranjeras”.
No podían estar ausentes los clichés como el cuidado del medioambiente y la disminución de la pobreza, así como salud y educación. La protesta de distintos sectores sindicales como el de los docentes estuvieron en las calles como un recordatorio de los puntos pendientes en estas materias.
Asimismo, su línea militarista se destacó una vez más con el especial énfasis dado a la “seguridad”, asegurando que “seremos implacables en restablecer el orden y la presencia del Estado en toda la República. Puedo asegurarles que no nos van a marcar la hoja de ruta ni criminales ni grupos armados”.

En esencia, Cartes confirmó el carácter que tendrá su programa económico neoliberal y jugó con figuras demagógicas y chauvinistas como la mención que hiciera a aquellas expresiones del papa Francisco sobre la mujer paraguaya. Al igual que el Pontífice, instó a los jóvenes a tener una “sana rebeldía” –en contraposición a una que no lo es– en caso de que no cumpla sus promesas. “Si el presidente no cumple, hagan líos”, expresó.
También llamó “a los jóvenes protagonistas del nuevo rumbo del Paraguay a prepararse para el mundo globalizado”.

“Imperio de la ley, seguridad, desarrollo económico con justicia social y libertad”, aseguró que serían las bases de su gobierno.

A medida que transcurría la mañana el rebaño arreado ya daba muestras de cansancio ante la larga perorata. “Ipukúma hína”, se quejó uno de los presentes.
“La transición a la democracia ha concluido en el Paraguay”, profetizó Cartes atribuyéndose la gesta de haber puesto fin a una era e iniciado otra.

Con la mención a los seis mandatarios presentes se declaró “levantada la sesión solemne del Honorable Congreso de la Nación” y la orquesta dirigida por Diego Sánchez Haase interpretó “Viva el bravo Paraguay”. Finalmente, al ser nombrados los ministros del gabinete, los no colorados como Francisco de Vargas fueron objeto de chiflidos de parte del poco público presente, que pedía y pedía hacer hurras al Partido Colorado, el único repertorio del que se mostraba capaz.
La gran cantidad de sillas vacías y la presencia casi exclusiva del aparato partidario dieron las primeras muestras del valor de las fidelidades sobornadas. Cartes pudo haber comprado un partido y hasta las elecciones para llegar a la presidencia, pero hasta ahora al parecer aún le falta mucho por abonar para hacerse de una fiel servidumbre.

 

Fuente: http://ea.com.py/solo-el-aparato-colorado-fue-a-aclamar-a-cartes/