Escalona: ANC, Isaías y PDVSA/ Bracci: Una Constituyente abierta, pública y transparente!

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Julio Escalona|

La Asalblea Nacional Constituyente ha cumplido y cumple un importante papel. Siempre hay y habrá críticas y yo las tengo. Para que no haya críticas es necesario no actuar y la ANC ha actuado y está construyendo historia. Cualquiera que piense con angustia venezolana y latinocaribeña, como Isaías (rodríguez), tendría críticas y reconocimientos. Lo conozco hace casi 40 años y lo menos que ha sido es traidor o tonto útil. “Resteao” sí, con lo que dice y con lo que hace. Por eso fue clave en abril de 2002. Su integridad y consecuencia no están en discusión.

PDVSA, es decir, el petróleo, durante el último siglo, sigue siendo la clave de la sociedad venezolana, incluso, en la formación de nuestra cultura y en episodios decisivos de nuestra historia. La corrupción ha estado ligada al desenvolvimiento de la industria petrolera como negocio transnacional. La corrupción ha sido parte de ese negocio. Se fue estructurando simultáneamente con la llamada siembra del petróleo y se formalizó con la creación de la CVF, por Rómulo Betancourt, en 1946.

Significó una masiva transferencia de renta petrolera desde el Estado hacia el capital privado, representado por grandes familias de Venezuela, las que, con la complicidad de altos y medianos funcionarios públicos. se convirtieron en milmillonarios a nivel internacional. Los comerciantes y banqueros, las clases que siguen dominando a la sociedad venezolana, afirmaron su hegemonía, económica y cultural. Hoy son fundamentales en la guerra de precios y otros actos criminales contra el pueblo.

La corrupción no es sólo un problema ético. Es un mecanismo económico de transferencia de capital público al capital privado, vía transferencia de renta petrolera fundada en la siembra del petróleo, plena de complicidades.

He denunciado cómo desde los barcos donde llegan alimentos y productos en proceso, el 92% se entrega a canales privados y ahí, presumiblemente, se organizan el bachaqueo corporativo y otros delitos. ¿Habrá ocurrido lo mismo con las 30.000 TM de harina de soya que acaban de llegar por Puerto Cabello? Parece que fueron entregadas a Bs. 10/$ ¿A qué precio estarán circulando? ¿A quién se entregó esta importación? ¿Los órganos competentes no deberían hacerle seguimiento? ¿Estará en la guerra de precios? Sr. Fiscal, querido hermano, parece que Ud. tiene la palabra.


Ante la guerra económica, ¡necesitamos una Constituyente abierta, pública y transparente!

Luigino Bracci | A finales de mayo, casi un mes después de que el presidente Nicolás Maduro convocara a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), algunos compartimos nuestros deseos de que las mismas aprovecharan todo el potencial de las tecnologías 2.0, no para hacer un despliegue vanidoso mostrando cuán inteligentes somos, sino con el fin de compartir en tiempo real el trabajo que se estaba haciendo, que el pueblo estuviese bien enterado de lo que se estaba discutiendo en las diferentes comisiones de la ANC y pudiera dar su opinión.

Y es que, en mi muy humilde opinión, una Constituyente tiene que hacerse a puertas abiertas, con total transparencia. Con videos en tiempo real de los debates y discusiones no sólo en plenaria, sino en las comisiones. Que queden también las transcripciones de los debates. Y que la redacción de los textos se maneje con un sistema de versiones que vaya llevando registro de los cambios, quién los hace y por qué razón. Que hayan certificados y firmas digitales que garanticen la identidad de los participantes y la seguridad del sistema. Y que todo se pueda revisar en tiempo real.

Es incluso una excelente manera de desmentir rumores y chismes: Si tienes dudas, simplemente vas a la fuente oficial y listo. Pero si no hay ninguna fuente oficial, no se puede desmentir nada y todos seguiremos en incertidumbre.

Llevar adelante discusiones a puerta cerrada sin que la mayoría sepamos qué se discute; aprobar algo repentinamente y convocarnos a todos a marchar apoyando un texto que ni siquiera conocemos, es algo que se ha vuelto muy común en algunas instancias del gobierno bolivariano, como si fuéramos muy brutos para entender lo que se discute y decide, o como si no se pudiera confiar en nosotros. Es algo bochornoso, reprobable y grosero. Tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro se manifestaron en diferentes ocasiones en contra de hacer las cosas de forma oculta, en espacios cerrados, a escondidas de la gente.

Nada mejor que la construcción colectiva, que la contraloría popular en caliente, que el tener miles de ojos revisando lo que se está haciendo, opinando al respecto. Si tú y yo participamos en la construcción de algo, si nos sentimos parte de eso, si tenemos sentido de pertenencia y nos identificamos totalmente con lo que está allí plasmado, créannos que lo defenderemos hasta con la vida si fuera necesario. Si, en cambio, es un texto que redactó Fulanito y ni siquiera nos dejan leer lo que él escribió, lo más probable es que terminaremos dando la media vuelta y nos devolvamos a casa a dormir. ¡No importará un carajo! Si alguien más adelante quiere destruirlo, ni nos moveremos para evitarlo.

Sé que algunos temen a este tipo de construcciones colectivas, porque dicen que “la derecha se enterará de lo que estamos haciendo y pondrán todo tipo de objeciones”. Es cierto. Veremos a El Nacional, La Patilla y ABC de España vociferando, atacándonos, escribiendo decenas de artículos contra nosotros. Pero ellos lo harán de una forma u otra, pues tarde o temprano se enterarán de lo que estamos redactando, o simplemente se aprovecharán de la desinformación para poner a circular versiones falsas de lo que estamos haciendo. Pero total, nosotros sí sabemos hacia dónde queremos ir: Al socialismo. A darle prioridad a los más débiles y necesitados para acabar contra la pobreza y desigualdad. ¿No llevamos 18 años en esto? ¿Y acaso nosotros somos mochos, o no nos sabemos defender?

¡No les tengamos miedo a esos medios! A lo que sí deberíamos temerlo es a que, por hacer las cosas a escondidas, se colaran errores o gazapos imperdonables en las decisiones de la ANC.

Economía y Constituyente

Todas y todos deberíamos estar muy bien enterados sobre las discusiones en la ANC en torno al tema económico, en un país que está padeciendo una grave crisis en ese tema. Pero hasta los momentos, la mayoría de los venezolanos desconocemos lo que se está discutiendo con precisión.

Sabemos, por palabras del Constituyente Braulio Álvarez el pasado 24 de octubre, que las leyes económicas propuestas por el Presidente Maduro y que iban a ser redactadas por el Ejecutivo aún no habían llegado a la Comisión. Sabemos, por palabras de David Paravisini el 30 de octubre, que hay varias tendencias en el tema económico, y fuertes discusiones internas (por ejemplo, una que quiere privilegiar la inversión extranjera).

También sabemos, por el propio Paravisini, que “la directiva de la ANC tiene resistencia a incorporar el tema de la economía en la agenda de las discusiones plenarias”. Incluso un Constituyente, Pedro Carreño, se atrevió a llamar “tonto útil” o “traidor” a otro, Isaías Rodríguez por haber solicitado desde el comienzo de la discusión que se diera prioridad al tema económico por encima del político en las discusiones.

Fuera de eso, es muchísimo lo que desconocemos sobre este vital tema, a pesar de la grave ola especulativa e inflacionaria que se ha vivido las últimas semanas en el país, con empresarios aumentando al doble o al triple el precio de productos básicos, poniendo a sufrir a millones de personas al ver cómo su sueldo se vuelve agua y se escapa entre sus dedos, sin que ningún ente gubernamental tomara acciones efectivas para controlar estas obvias formas de sabotaje económico contra el país.

Por ello, quiero reiterar la importancia de tener una Constituyente abierta, pública y transparente. El 31 de mayo, dejé doce tuits en los que expresé mi opinión sobre cómo debería hacerse una Asamblea Constituyente en un mundo 2.0. Quiero dejarlos también aquí: Me gustaría ver una Constituyente que use las tecnologías 2.0 en todo su esplendor.

Que el texto de todas las comisiones se monte en tiempo real en un sistema estilo wiki, donde vayamos viendo los cambios y modificaciones. Que podamos ver quién va proponiendo qué. Las diferentes versiones de un mismo texto dentro de cada comisión. Que haya un histórico permanente con todo lo que va haciendo. Por supuesto, con toda la seguridad informática requerida.

Que se transmita audio y video en vivo de los debates en cada comisión, y queden disponibles junto a las transcripciones. Que la transparencia sea Total. En 1999 había que esconder todo en las noches para que no lo cambien*. Hoy, el objetivo es mostrarlo todo. Hoy, tenemos que ser todas y todos contralores de la nueva Constitución.

En ese sitio web soñado de la ANC, todas y todos deberíamos poder dejar comentarios sobre cada artículo y tema que se está discutiendo. De hecho, una buena discusión sobre la ANC tiene que ver con la parte comunicacional y tecnológica.

No me imagino una Constituyente a puertas cerradas, donde las comisiones se reúnan y discutan sin que nadie se entere de lo que están haciendo, o una donde los textos en discusión se manejen en secreto. Nuestra Constituyente tiene que ser ejemplo para el mundo. En un mundo 2.0, no podemos hacer una Constituyente como si estuviésemos en 1950.

Hoy tenemos wikis, Git y muchos otros sistemas que permiten llevar versiones e históricos. ¡Hagamos las cosas como verdaderos revolucionarios! (FIN)

Hoy, más que nunca, en medio de esta preocupación por el tema económico en la Constituyente, creo que hacer las cosas bien, como verdaderos revolucionarios, se ha vuelto más importante que nunca. Creo firmemente en la construcción popular, colectiva, abierta y transparente, y creo que las tecnologías 2.0 nos lo permiten totalmente. No hay ninguna excusa para construir una Constitución como lo hubiéramos hecho hace 50 años. Suplico a las y los Constituyentes una rectificación al respecto.

Nota

En mayo, durante el debate sobre si era pertinente realizar una Constituyente o no, dirigentes del PSUV comentaron los “gazapos” y errores que se colaron en la Constitución de 1999 al ocurrir cambios no autorizados por personas no identificadas; incluso Iris Varela contó alguna vez que tuvieron que quedarse durmiendo al lado de la computadora donde se estaban guardando los borradores, para impedir que llegaran personas de noche a hacerle cambios al texto.