Elías Jaua: No vamos a hacer demagogia con los muertos

HUGO PRIETO | Pocos días le quedan a Elías Jaua Milano en la Vicepresidencia de la República. El presidente Hugo Chávez lo lanzó como candidato a la Gobernación de Miranda. Parece un destino incierto.

Hugo Prieto/ Últimas Noticias

– ¿Cambió zapatos por chancletas?

No, esa es la visión de quien ve a la política como una figuración pública, como una vía para alcanzar estatus, responde.

Jaua sabe que un resultado contundente es vital para lograr sus aspiraciones. El efecto dominó. El portaviones Chávez. Algo similar podría decirse para los candidatos chavistas a las gobernaciones de Táchira, Carabobo y ¿el Zulia? “Por eso estamos trabajando para que Chávez gane con el 65% de los votos”.

– En 2010 la construcción cayó (–7%) y en 2011 creció (3%), 10 puntos de diferencia. Para el mes de agosto se habían construido 44 mil viviendas, ¿cómo es que el año termina con casi 140 mil?

Eso fue, en buena medida, explicado. Buena parte del plan 2011 fue lo que se llamó el cierre del ciclo, que era un conjunto de viviendas que se habían comenzado a construir en 2009 o 2010 y que no se habían terminado. Eso tuvo un peso importante. Pero también influyó el programa de sustitución de viviendas por rancho, que es un procedimiento muy rápido, mediante el cual una comunidad organizada puede construir 70 o 100 casas.

Ahí está el otro elemento clave. Lo que se inició como nuevo y se culminó este mismo año es el menor porcentaje. Obviamente, nadie puede pensar que se pueden construir 150.000 viviendas de la nada. Lo que lleva, y allí están los indicadores, a la reactivación de la construcción, al incremento en la producción de cemento, de cabillas. Es lo que apuntala las cifras que estamos dando.

– Hay un balance cuantitativo, pero quizás hace falta un balance cualitativo de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) o de lo que se está construyendo o de los planes futuros. ¿En el Gobierno se ha hablado de eso?

Bastante. Es una preocupación permanente, porque la GMVV no es sólo entregar una casa sino un hábitat, un nuevo espacio de vida. En términos marxistas, la casa es la creación de las condiciones materiales para el ser social. Ahora, el ser social se construye a partir de la educación, la salud y un espacio libre de violencia. Una preocupación muy alta es el grado de violencia en los sectores que hemos sacado de las zonas de riesgo o que fueron afectados producto de las lluvias. Es un gran reto que tenemos. Por eso, el nuevo concepto que ha orientado la misión son las nuevas ciudades. Nosotros no hablamos de urbanismos. Caribia, Belén, tienen que ser nuevas ciudades.

– El sector privado asociado a la industria de la construcción se autocalifica marginado de la GMVV. ¿Sigue así?

Usted sabe que en 2010 explotó la burbuja inmobiliaria en un conjunto de constructoras e inmobiliarias que habían generado ofertas engañosas, que anteriormente intentaron hacer fraude con los contratos previamente firmados. Eso generó, sin duda, un aislamiento de ese sector. A muchos de ellos se les abrió un procedimiento judicial o huyeron del país. El Estado tuvo que asumir parte de esos urbanismos. Eso generó una ruptura. Pero nosotros lo hemos dicho, y dentro de la meta se cuenta el componente del sector privado. El sector privado tiene un papel que jugar en la GMVV, pero con base en la transparencia y la honestidad en la relación con el Estado. Eso es lo único que nosotros pedimos. El presidente Chávez ha insistido en esto, y buena parte de la meta alcanzada corresponde a viviendas contratadas por el Estado a contratistas venezolanos o extranjeros.

– Usted mencionó el tema de la violencia. ¿Por qué no se aplica al problema de la inseguridad una acción similar a la GMVV?

Porque es un tema con unas características mucho más complejas que construir casas. Si la opción fuese, yo sé que a muchos les parecerá impolítico decirlo, masacrar a los barrios para eliminar a los delincuentes, resultaría muy fácil. Pero para nosotros es un elemento fundamental la solución de ese problema desde el punto de vista democrático. Hemos consultado a todos los factores. Se convocó a un Consejo Federal (de Gobierno) extraordinario para unir esfuerzos de gobiernos locales, regionales y del Gobierno nacional, que es el que menos policías tiene. La Policía Nacional Bolivariana apenas está desplegada en tres parroquias de Caracas. Lo que sí vamos hacer, por un lado, es acelerar la expansión de la PNB. Y por otro, vamos a apoyar la política de desarme. Se liquidó a la PM, un cuerpo policial corrompido, y estamos reestructurando el Cicpc. Lo otro es una importante cultura por resaltar los valores de la vida, de la paz.

– ¿Una gran labor cultural?

Tenemos que bajar los niveles de violencia, y en eso los medios tienen un papel fundamental. Por ejemplo, a mí me parece muy injusto con el país que Últimas Noticias titule el primer día del año, diciendo que el país está ensangrentado. Eso, en nada contribuye a bajar los índices de violencia.

– Hubo un saldo de 400 y tantos cadáveres, ¿no?

Eso es doloroso, pero el país no está ensangrentado.

– La gente está esperando resultados.

Sí, y tenemos una política de seguridad que hemos explicado suficientemente.

– Pero los resultados desdicen de esa política.

Donde hemos podido aplicar esa política (en la parroquia Sucre) los resultados son muy claros. Dirás que es muy poco. Es cierto. Por eso vamos a acelerar el despliegue de la PNB y hemos destacado la Guardia del Pueblo. El Gobierno nunca ha eludido esa responsabilidad. La hemos asumido. Hemos explicado el problema y las dificultades que hay para enfrentarlo. Nosotros no vamos a hacer demagogia con los muertos. Esa es la diferencia.

– El ex presidente Lula, al ordenar la intervención de la favela Rosiña, advirtió que con ese tipo de delincuentes el Gobierno no podía andar con medias tintas. El Gobierno tiene que dar un mensaje claro.

Nosotros no andamos con medias tintas. ¿A qué se debe, en parte, la crisis penitenciaria? A un incremento de 100% en el número de presos. Esa es la verdad; cuando llegamos al gobierno había 20.000 privados de libertad, hoy hay casi 50.000. ¿Ahora, qué quieren? ¿Que el Gobierno mate a 20.000 personas? No, porque ese es el chantaje fascista. No diga que no hemos hecho nada, porque para una sociedad socialista la meta no es precisamente tener a 50.000 privados de libertad. Lo que nosotros pedimos es que no se haga amarillismo y que no se juegue con el dolor de las víctimas. ¿Y las narconovelas? ¿Y la venta de prostitución?

– Lo que creo es que al Gobierno le produce cierta urticaria que los medios reflejan una realidad que no le favorece.

No, no, no. Me parece injusto. Hay una tasa de homicidios alta, pero Venezuela no está ensangrentada. También creo que a los medios les da urticaria cuando uno los interpela.

– Arranca un año electoral. La oposición está en campaña, y de las elecciones primarias saldrá el adversario del presidente Chávez. Hay gente que piensa que podría reflejarse el resultado de las elecciones legislativas del 26S. ¿Comparte esa opinión?

No. Para nada. El resultado del 26S hay que analizarlo en el contexto que se dio. En primer lugar, veníamos de una profunda crisis eléctrica. En segundo lugar, estábamos en plena recesión económica. Al menos, esos dos factores impactaron la percepción que tenía el pueblo de la gestión del Gobierno. 2012 se perfila como un escenario muy positivo para ir a la contienda electoral. La tasa de desempleo, alcanzada en noviembre, es de 6%, una de las más bajas. Hay una ofensiva social y los resultados de la GMVV son absolutamente verificables. Hemos reducido la pobreza de 54% a 26% y la extrema pobreza de 24% a 7%. Tocamos un piso duro. Los estudios del INE y del Ministerio de las Comunas han identificado a esos sectores (ancianos desamparados, madres solteras, familias con discapacitados y madres adolescentes). De ahí las nuevas misiones (En Amor Mayor, Hijos de Venezuela). Tenemos una revolución en crecimiento económico, abatiendo la pobreza.

– Hay gente que piensa que el Gobierno ha puesto a circular mucho dinero en la calle y que así es muy difícil que Chávez pierda.

Hay dinero porque hay una política de crecimiento económico. Y la tendencia no es que el crecimiento sirva para la acumulación de una pequeña élite, que todavía acumula y bastante, sino que haya una justa distribución de ese crecimiento económico, que es el producto del trabajo de todos los venezolanos. Eso es lo que está sucediendo.

– ¿Las misiones no tienen una direccionalidad electoral?

Lo que ha habido es una lucha sostenida contra la pobreza. Lo que ocurre es que en Venezuela hay elecciones todos los años, y si el Gobierno se va a inhibir de aplicar políticas sociales, precisamente porque hay elecciones, no haría ninguna. Este año hay dos, en 2013 las de alcaldes y en el 2015 las elecciones legislativas. Siempre habrá una coincidencia con procesos electorales.

– El Presidente lo envía al frente de batalla, a ese destino incierto que es la Gobernación de Miranda. ¿No se desarticula el tren gubernamental después de una etapa de aprendizaje? ¿No está cambiando zapatos por chancletas?

Esa es la visión de quien ve la política como figuración pública o como una vía para alcanzar estatus. Desde los 13 años asumí la política desde lo público, desde la militancia, desde el compromiso. Yo no voy a ser vicepresidente toda la vida.

– ¿Qué tal la visión desde el poder?

Hay dos cosas a las que he aspirado a lo largo de la revolución. Una, ser constituyente, por poco quedé fuera de la plancha, Willian Lara propuso mi nombre a consideración de la dirección nacional, se comunicó con el Presidente. Fui candidato y luego constituyente.

Lo otro, que siempre quise ser, fue gobernador del estado Miranda, porque vivo ahí, estoy ahí, mi familia es de ahí. Leo a los articulistas y me da risa: Jaua va castigado; Jaua va a Siberia… va al sacrificio. Voy bien contento, porque es algo que siempre he aspirado.