El ‘Benallagate’ pone a Macron contra las cuerdas

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Trilce Graells|

En la noche del 15 de julio, miles de  franceses recibieron en las calles de París a la selección  campeona del Mundial de Fútbol. Millones de franceses, que miraban el espectáculo desde sus televisores, pudieron ver cómo el presidente recibía  a los futbolistas, que abrazaba como amigos de toda la vida. Una jugada estupenda de publicidad para Macron, un hiperpresidente que cuenta, además, con mayoría absoluta en el Congreso.

Pero héte aquí que desde tres días después del espectáculo, un video aficionado revelado por la periodista del diario Le Monde, Ariane Chemin, pone a Macron en una situación muy delicada por culpa del caso Alexadre Benalla, el responsable de seguridad del presidente y la fiesta se convierte en un gran escándalo político, epicentro de los titulares de los medios de comunicación (desde los hegemónicos hasta los alternativos), poniendo al gobierno neoliberal al borde del escándaloResultado de imagen para el escandalo benalla

La prensa mostró a Benalla como un adepto de la seguridad privada que ha construido su ascensión profesional dentro del mundillo del partido socialista, hasta acabar como hombre de confianza y guardaespaldas de Macron en su campaña presidencial,  construyendo un pequeño imperio dentro del palacio del Elíseo, donde vive y  goza de privilegios llamativos como un coche de policía digno de un ministro.

Oficialmente, es el encargado de la seguridad de Macron bajo la responsabilidad del jefe de gabinete presidencial, aunque existan ya servicios oficiales de policía y gendarmería (la guardia civil) dedicados a la protección del presidente.

El video, tomado por un militante de la Francia Insumisa, había circulado en las redes para denunciar la violencia policial que se utilizó en contra de algunos manifestantes del 1 de mayo, muestra una interminable escena de violencia contra dos jóvenes que son golpeados en el suelo. El video, que se viraliza, revela que los autores de esta violencia son agentes de seguridad del Elíseo, colaborando con la policía en sus misiones oscuras de represión de un pequeño grupo en la plaza de la Contrescarpe, al margen del desfile del 1 de mayo.

Es más, muestra a Benalla, trasvestido de policía sin serlo, enfrentándose con una violencia injustificada a dos manifestantes en medio de los policías, con total impunidad y como si fuera el jefe de orquesta de este dispositivo. Lo acompaña Vincent Crase, un guardia civil reservista que es empleado de seguridad del partido del presidente, LREM, quien también se comporta de forma muy violenta, portando una pistola.

Resultado de imagen para el escandalo benallaDesde ese momento, más allá de los delitos evidentes (violencia injustificada, usurpación de función oficial…) uno se pregunta,¿qué hacen los hombres de confianza del presidente en medio del dispositivo oficial de la prefectura de policía, como si de un cliché de alguna dictadura tropical se tratara.

El caso Benalla no es un problema de elección equivocada de un colaborador presidencial, en cambio, sí es un asunto de Estado al plantear la posibilidad de que existan dispositivos operativos extraoficiales y extrapoliciales pilotados desde la presidencia. El caso Benalla entra en total contradicción con la voluntad explícita del nuevo presidente de conducirse con transparencia y nuevos métodos políticos.

Y salen del escondido imaginario colectivo francés la policía paralela del SAC creada para proteger a de Gaulle o el escándalo del Rainbow Warrior, el barco de Greenpeace hundido por los servicios secretos en épocas de Mitterrand.

El problema fundamental es la pésima gestión del gobierno en esta situación de crisis: un Macron silencioso contentándose con la información de su equipo gubernamental, haciendo  creer que se habían tomado sanciones contra Benalla después de los hechos (en realidad apenas una suspensión de sueldo durante 15 días) y la mentira de que éste había sido apartado desde el 1 de mayo de sus funciones principales, cuando reaparece dos meses y medio después en los principales dispositivos de seguridad a la llegada del autobús del equipo de fútbol de Francia.

La prensa divulgó, asimismo, que Benalla obtuvo, de manera ilegal de parte de altos Resultado de imagen para el escandalo benalla el videocargos de la policía, las imágenes de las cámaras de vigilancia de las ciudad de Paris, situadas en la plaza donde ocurrieron los hechos en cuestión. Este desastre comunicacional se trasladó a la Asamblea Nacional donde esta semana los diputados tenían la tarea de aprobar la nueva reforma constitucional lanzada para fortalecer los poderes presidenciales y reducir el número de diputado.

El gobierno y su mayoría han perdido terreno y tenido que abandonar su prepotencia habitual cediendo en todos los terrenos. No solamente se ha abierto una instrucción penal en contra de Benalla y de su cómplice Crase, sino que los diputados han obtenido también, la creación de una comisión parlamentaria de investigación, con debates públicos y el pedido de dimisión delministro del interior, Gérard Collomb.

Esto ha supuesto una forma de gobernar muy vertical con decretos ley que permiten obviar el debate parlamentario y decisiones autoritarias (recortes, reforma laboral, reforma de la sociedad pública de ferrocarril y del acceso a la universidad) y por eso, quizás, era fundamental evitar que cuajara cualquier tipo de movimiento social duradero y evitar que las manifestaciones produjeran puntos de fijación.

Pero la derecha se basa en la represión y lo ha hecho el primero de mayo y en todos los intentos de protesta en las universidades con una violencia sistemática y brutal. El caso Benalla, su impunidad, las complicidades y protecciones policiales, se inscriben en este sistema general de arrogancia y prepotencia del poder macroniano.Resultado de imagen para el escandalo benalla el video

“Esta no es la República de los fusibles, la República del odio”, declaró Macron, invitado sorpresa delante de los miembros del gobierno reunidos en la casa de América Latina. “No se puede ser jefe solamente cuando la cosas salen bien. Si quieren un responsable, está delante de ustedes. Que lo vengan a buscar. Respondo al pueblo francés”, agregó el presidente, después que su silencio a continuación del affaire Benalla fue reprochado por los opositores.

“Fui yo quien tuvo confianza en Alexandre Benalla. Y fui yo quién confirmó la sanción” dijo también Macron, según el diario Liberation.

El culebrón del Palacio

Imagen relacionadaEl palacio del Elíseo parece haberse convertido en el teatro de farsas, bufonadas y otros vodeviles. Comedias más picantes a cada mandato presidencial, con esa inclinación a las historias galantes de los franceses desde la época de la monarquía, señala la analista Vilma Fuentes.

Recuerda que a la esposa del general De Gaulle no le agradaba mucho habitar un palacio “construido para una cortesana” (la marquesa de Pompadour, favorita de Luis XV), pPero los gustos dieron un giro de 90 grados con la llegada de Giscard a la presidencia y sus escapadas nocturnas en busca de aventuras femeninas. Siguió Mitterrand y su doble vida: todo un servicio de espionaje telefónico para guardar en secreto la existencia de su hija natural que podía impedirle ser electo y reelecto.

De Chirac hubo rumores, pero logró evitar cualquier escándalo y con Sarkozy, la vida Imagen relacionadaprivada se volvió pública: Cecilia lo abandonó por el director de campaña apenas electo su marido, quien se consuela casándose con la atrevida modelo Carla Bruni. Fuentes indica que el vodevil llega al colmo con Hollande, quien rehúye el matrimonio como la peste y llega al Elíseo con su compañera, la periodista Valerie Trierweiler, a quien engaña con una joven actriz. Fotografiado en una motoneta para ir a sus citas amorosas, Valerie estalla en una de esas escenas conyugales donde se arrojan los muebles, en el caso los del Elíseo, a la cabeza del otro.

Al fin, con la entrada de Emmanuel y Brigitte Macron al palacio, el público puede soñar con una bella historia de amor entre una mujer más de 20 años mayor que el joven alumno, por quien rompe con el padre de sus tres hijos.

Ahora un director de policía afirma que nunca se suspendió a Benalla. El conjunto de la oposición reclama una respuesta a Macron, mientras la policía levanta una queja por usurpación de identidad, ya que la impostura de Benalla los desprestigia. El Prefecto habla de “amiguismo malsano” en el Palacio del Elíseo. Los políticos hablan de favoritismo, de protección demasiado aproximada e incluso de “favorito”. Y la trtama se desarrolla entre mentiras y revelaciones de un asunto de Estado.

Por desgracia para los crédulos lectores de novelas rosas, las cosas han tomado otro aspecto,  en los últimos días. Un verdadero culebrón tiene lugar en el Elíseo: suspenso, revelaciones, mentiras y escándalos se suceden a un ritmo vertiginoso que convierte el culebrón en un affaire de Estado y hace tambalearse al inquilino del Elíseo, el presidente Macron.