Dilma tiene equipo económico: los mercados festejan

Joaquim Levy

 Eric Nepomuceno

En una iniciativa inédita hasta ahora –al menos en Brasil–, la presidenta Dilma Rousseff, reelecta para un nuevo mandato de cuatro años que formalmente se inicia el 1º de enero de 2015, hizo anunciar ayer los nombres que integrarán el trío básico de su equipo económico. No hubo sorpresa, ya que fueron los mismos que circulaban desde hace al menos una semana: Joaquim Levy será su ministro de Hacienda, Nelson Barbosa ocupará el de Planificación, y en la presidencia del Banco Central, la autoridad monetaria de la Nación, se mantuvo Alexandre Tombini. Ha sido una iniciativa inédita porque los tres fueron anunciados, pero no nombrados: por ahora trabajarán en los salones del tercer piso del Palacio do Planalto, sede de la presidencia. Los actuales ministros de Hacienda, Guido Mantega, y de Planificación, Miriam Belchior, siguen en sus puestos, pero su única función concreta es firmar papeles.

Levy y Barbosa sólo serán nombrados cuando se apruebe, en el Congreso, el proyecto de ley enviado por la presidencia modificando la meta de superávit primario determinada para 2014. Concretamente, el proyecto libra al gobierno de Dilma de cumplir una meta que se autoimpuso, pero que es inviable. En lugar de superávit primario (todo lo que el gobierno logra ahorrar es para pagar intereses y principalmente de la deuda pública), lo que se registrará en 2014 es un déficit en las cuentas. Hay fuerte presión de la oposición a la medida; y, de parte de los aliados, lo que el gobierno enfrenta es una avalancha de pedidos y reivindicaciones a cambio de aprobar el proyecto, parte del juego político brasileño.

En su primer pronunciamiento como ministro electo, Joaquim Levy dejó claro que su principal preocupación es recuperar la confianza de los inversionistas. Para eso, declaró una meta de déficit fiscal de 1,2 por ciento del PBI para 2015, comprometiéndose a actuar con “transparencia”. Curiosamente, en el mismo día el todavía ministro Mantega había declarado esperar un superávit fiscal de 2 por ciento del PBI para el año que viene.

Una de las principales críticas recibidas por Dilma a lo largo de los cuatro años de su primera presidencia era la incapacidad para cumplir lo prometido. Levy ha sido enfático en este aspecto: prometer metas viables. Además, dejó claro que serán realizados fuertes ajustes con el objetivo de disminuir significativamente el gasto público.dilma_rio

Nelson Barbosa, a su vez, dijo que su principal responsabilidad al frente de la cartera de Planificación será asegurar proyectos que permitan rigidez en los gastos, generación de más inversiones y, de esa forma, crear riqueza para preservar los programas sociales llevados a cabo “a lo largo de los últimos veinte años”. Así, de manera directa, extendió los doce años de gobiernos encabezados por el PT de Lula y Dilma a los ocho más de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso.

Los llamados mercados financieros, junto con el empresariado, recibieron con evidente alegría la confirmación de los nombres que integrarán el polo central de la política económica que será objeto de un nuevo diseño, seguramente muy distinto al llevado a cabo hasta ahora.