Díaz Rangel: Desabastecimiento/ Stelling: Escrache/ Haddad: Macartismo contra magistrados

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Desabastecimiento

Eleazar Díaz Rangel| UN
Estos son, en mi opinión, los factores determinantes del desabastecimiento que se ha producido en Venezuela en los últimos años: aumento del consumo, déficit de producción, contrabando de extracción hacia Colombia y otros países vecinos, falta de divisas para importar alimentos y medicinas, y acaparamiento en la distribución y el comercio.

Estarán de acuerdo conmigo en que cada uno de ellos influye en la escasez y, naturalmente, en las colas que se han estado formando desde hace al menos dos años y que aún subsisten, aunque tales factores ni están colocados en orden de importancia, ni señalo magnitudes ni porcentajes de incidencia de cada uno de esos factores.

Pero debo añadir un nuevo elemento, éste de carácter político, como está siendo el saboteo de grupos opositores para impedir que lleguen oportResultado de imagen para venezuela saboteo al abastecimientounamente productos alimenticios, particularmente agropecuarios, a Caracas y otras ciudades. En Mérida, por ejemplo, se denunció que de 9 mil toneladas que deben nutrir a la ciudad sólo estaba llegando el 10%, y, supongo, que habrán visto los videos de los Altos Mirandinos, donde durante días se ha impedido la entrada de alimentos y, prácticamente, han mantenido cercados a sus habitantes.

En una revisión de nuestros reporteros (los de Últimas Noticias) en Caracas, tanto en cadenas de abastos como en los numerosos camiones que llegan de Los Andes con productos del campo y que venden a precios más bajos, se ha disminuido considerablemente porque han sido atacados muchos de esos camiones y otros han sido amenazados. Naturalmente, estas acciones opositoras, que el mismo Ministro de la Defensa denunció hace poco, son parte de una estrategia de la oposición. Es una nueva expresión de la guerra no convencional que, según Padrino López, “no tiene que mover tropas, ni tanques, ni aparataje militar… porque a través de otras vías pueden hacerse con la victoria”.

Breves
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-Ha sido el Dr. Hermann Escarrá el último en sostener que la nueva Constitución aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), según la convocatoria constitucionalmente establecida, debe ser sometida a un referéndum, que sí está contemplado explícitamente cuando se trata de una reforma, según el artículo 344: “El proyecto de reforma constitucional aprobado por la Asamblea Nacional se someterá a referendo dentro de los treinta días siguientes a su sanción”. Pero una disposición parecida no figura en relación a una nueva Constitución aprobada por una ANC, de acuerdo a los artículos 347 y 349. Creo que sólo si la propia ANC lo considera necesario, puede llamarse a un referéndum. Modesta opinión.

–EEUU busca votos en la OEA para lograr amplia mayoría contra Venezuela en la reunión del 31 de mayo. Las presiones son mayores, sobre todo hacia los países de Caricom. El interés de Washington por aislar a Venezuela es tal que trató de llevar el problema a la ONU, donde salió derrotado. A propósito de los países angloparlantes del Caribe, hay que destacar sus posiciones sobre Venezuela en una serie de entrevistas de Telesur, que no sé por qué antes no lo hizo VTV.

-Entre las medidas que estudiarán en la OEA contra Venezuela, y que seguramente fue tema de la reunión Trump-Santos, está el rompimiento de relaciones, tal como hicieron contra Cuba, y hasta un embargo, como aprobaron contra Nicaragua. La intervención militar multilateral está en el último lugar de esas opciones.

Oportuna la propuesta del presidente Maduro de crear un movimiento por la tolerancia, luego de los hechos ocurridos que revelan conductas intolerantes contra el adversario.
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Escrache a la venezolana

Maryclén Stelling| Una nueva forma de activismo político se incorpora a la estrategia oposicionista de calle: el escrache, suerte de acción intimidatoria que realizan ciudadanos contra personas del ámbito político, específicamente contra funcionarios del “chavismo” y sus familiares.

Según el Diccionario del habla de los argentinos (Academia Argentina de Letras), el escrache es una “denuncia popular en contra de personas acusadas de violaciones de los derechos humanos o de corrupción”. Se trataba de una demanda de justicia por los crímenes cometidos y ante la imposibilidad jurídica de castigar. Pretendía evidenciar y marcar los lugares donde vivían represores y torturadores mediante diversos actos públicos, generalmente en el barrio y frente a sus domicilios. “Fiesta popular” que incluía un sistema de actos “festivos”, tales como “sentadas, cánticos o pintadas, frente al domicilio particular o en lugares públicos”.

Resultado de imagen para venezuela cabello escracheEn Venezuela, el escrache no es una simple reproducción de prácticas propias de una realidad histórico-geográfica diferente. En el país, esa especie de activismo político se inserta en la confrontación Gobierno-oposición y adquiere características propias. Pierde su carácter de fiesta popular y deviene en un linchamiento simbólico violento ejecutado por activistas de oposición. Acción colectiva de carácter privado que procura el escarnio, la estigmatización y la muerte simbólica de la víctima, en virtud de su afiliación política, cargo público y supuesta complicidad con la corrupción e impunidad propia de un gobierno totalitario. Linchamiento y condena que perversamente se extiende a familiares e hijos principalmente.

En Venezuela, esa práctica no es un medio para lograr justicia institucional o condena legal. Es indudablemente un fin en sí mismo, es un acto de justicia paralelo a la estatal; es una acción violenta realizada directamente en la procura de la “justicia social” y la consecuente condena social.

La praxis venezolana del escrache proviene de la elaboración y resignificación de relatos oposicionistas sobre el pasado reciente. El escrache a la venezolana se inserta y ejecuta desde de la narrativa opositora sobre la crisis, causas, culpables y la necesidad de una gesta liberadora ejecutada por un ejército de combatientes nacionales e internacionales.

Macartismo contra magistrados

Resultado de imagen para venezuela maikel mendozaBeltrán Haddad Haddad|Con mucha preocupación pero con indignación, he observado en redes sociales fotos de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia con las leyendas “Los lacayos del Régimen” y “¡Reconócelos!”. Esto no admite otra definición porque, sencillamente, es una manifestación macartista que expone al odio, al desprecio y a la muerte a esos honorables hombres y mujeres de nuestro país. El macartismo significa persecución, inquisición política, “caza de brujas” o la expresión de odio hacia el diferente que tuvo Joseph McCarthy, senador ultraderechista de Wisconsin, que generó tal aberración contra la dignidad humana por el solo hecho, o la sospecha, de otra persona pensar distinto. Fue algo terrorífico que apareció en EEUU entre 1950 y 1956, y por ahí anda.

El macartismo no ha muerto y asoma diferentes formas, entre ellas un macartismo digital que ahora toma las redes para perseguir a funcionarios venezolanos, dentro y fuera del país, a sus familiares y a cualquier simpatizante de la revolución bolivariana. El “macartismo” se nutre de la mentira, de la intimidación y de campañas calumniosas, como sucedió aquella época en Estados Unidos en los casos de Charles Chaplin, de Bertolt Brecht, del periodista Edward Murrow o de Howard Fast y muchos que lo sufrieron. Hoy se alimenta del llamado “racismo moderno” para indicar que los marginados, los excluidos, los inmigrantes y los pobres son también “enemigos”. Por eso el macartismo es odio y sus consecuencias impredecibles.

Cuando veo ese ensañamiento cobarde contra los magistrados del TSJ, el asedio a nuestra embajada en Madrid, el ataque a hijos y familiares de funcionarios o a locutores que incitan a escupir a chavistas o a meterle un “un chopo o un pepazo” para matarlo, me hace recordar la masacre de más de un millón de seres humanos de Ruanda en 1994. Era la muerte provocada por aquel odio que día a día repartía la radio “Des Mille Collines” en su programación: “… ¿Ya mataste a un tutsi? Mátenlos, que nadie quede vivo”. Esos locutores incitaban al odio y es el mismo odio con el que hoy incitan en Venezuela ciertos locutores en la radio y personas que utilizan el WhatsApp, los tuits o esas redes sociales.

¿Saben una cosa? Después de la masacre, una locutora de Ruanda condenada a cadena perpetua dijo que su odio lo aprendió en el colegio y lo llevó a través de las instituciones, la escuela, los cantos. ¡Qué horror!