Cristinismo: Trascender al peronismo y sortear la crisis económica internacional

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JUAN GUAHÁN| El kirchnerismo, de la mano de Cristina, empezó su tercer período en Argentina. Hay indicios que hablan de su voluntad de constituirse en una superación histórica del peronismo. Veamos esas posibilidades y los desafíos que encierra.

Question Latinoamérica

Posiblemente nunca se sepa si dos comentarios de la Presidenta, en su discurso ante el Parlamento, fueron una cuestión debidamente estudiada o si ellos constituyeron una manifestación circunstancial, sin haber medido cabalmente todos sus efectos. Lo cierto es que la acusación de “chantajistas y extorsionadores” a sectores sindicales protagonistas de algunos conflictos y los “comentarios” sobre la “Constitución del 1949”, el peronismo y el derecho de huelga, no podían ser dichos sin que otros recogieran el guante.

Da la impresión que esas expresiones de Cristina no pueden separarse de una tendencia, que parece consolidarse, en el sentido que el kirchnerismo aspira constituirse en una perspectiva superadora del peronismo. Es posible que lo dicho por Cristina tenga un doble objetivo. “Marcar la cancha” en el sentido que el kirchnerismo no es solo una versión del peronismo, sino que tiene un vuelo propio. Pero también puede tener que ver con la situación actual. Los primeros síntomas de crisis internacional ya tienen algunas manifestaciones en la vida económica argentina.

La necesidad de allegar recursos a “la Caja” terminando con muchos subsidios es una expresión de esta situación. Mantener la actividad económica, aunque ello afecte algunos ingresos, es otra muestra de lo que está pasando. Ambas situaciones afectan a varios sectores que se cuentan entre los que aportaron su voto al 54%. Esa es una de las quejas sustanciales que hizo Hugo Moyano, en el acto en la cancha de Huracán, pidiendo que este sacrificio lo hagan quienes más ganaron en estos años. Desde el gobierno no niegan esta situación pero se inclinan a no tocar –sustancialmente- las ganancias empresariales porque necesitan de sus inversiones. Acerca de quién se ajusta el cinto (empresarios o trabajadores) es una de las claves para entender los discursos de Cristina y Moyano.

Para estas peleas: Trascender al peronismo y sortear la crisis económica internacional, el gobierno cuenta –políticamente- con dos grandes puntales. Se trata de la legitimidad que le da el caudal de votos conseguidos y la presencia militante de un grupo de técnicos -acaudillados por su hijo Máximo- organizados en “La Cámpora”. Éstos –a partir del 10 de diciembre- ya están controlando las segundas líneas de los aparatos legislativos (Nacional y Provincia de Buenos Aires) y también del Ejecutivo nacional. Estos “cachorros del poder” ya mostraron sus dientes en los incidentes con la policía cuando asumía Daniel Scioli, colocándolo a éste ante las cuerdas y obligándolo a desmentirse sancionando a los cuerpos policiales y después negociando con los mismos. Las “observaciones” de la Presidenta al derecho de huelga no escrito, pero sí contemplado, en la Constitución de 1949, también puede explicarse en la voluntad de “bajarle el precio” al peronismo histórico, justificando la vigencia kirchnerista como algo superador. Del mismo modo que lo hace, con argumentos valederos, con la reciente norma sobre los trabajadores rurales.

Hugo Moyano, en el “Día del Camionero”, ante miles de adictos, decidió “patear el tablero”. No solo contestó a la Presidenta –sin nombrarla- sino que se despacho renunciando al PJ, por considerarlo una “cáscara vacía” y anunciando que mantendrá la lucha y sus objetivos políticos. A este respecto en la intimidad del “moyanismmo” se trabaja en secreto y contra reloj para hacer pública la presentación del Partido Laborista. A tal punto llega su voluntad que está procurando la presencia, en dicho Partido, de connotados dirigentes del sindicalismo de izquierda. En una dirección semejante está madurando la idea de constituir un Consejo Superior del Movimiento Peronista que lo distinga del proyecto kirchnerista.

Mientras tanto el parlamento, despertó del estado de hibernación de estos últimos dos años y sacudiéndose la modorra, trabaja “a toda máquina” para cumplir con el mandato presidencial y aprobar una serie de leyes en este Período Extraordinario, aprovechando la nueva mayoría con la que cuenta. Se trata de varias normas de interés económico (Presupuesto, Impuesto a las Ganancias, Emergencia Económica, Derecho de Exportación de Hidrocarburos, Impuesto al Cheque y Cigarrillos) que le darán tranquilidad a la Presidenta. También aprobará leyes políticas, como el “Límite de Compra de Tierras por Extranjeros” y la ley sobre “Papel de Diarios”.

Habrá otra Ley, que viene de los organismos financieros internacionales, de la que se habla menos y que está vinculada al “lavado de dinero” y contra las “actividades terroristas”. Esta ley duplica las penas para cualquier delito que tenga una “finalidad terrorista”, como por ejemplo: “obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo…” (podría ser un reclamo gremial de empleados estatales mediante un corte de calles). La amplitud y ambigüedad de esta figura penal hizo que muchos organismos de Derechos Humanos, hasta el CELS -que dirige el ultra oficialista Horacio Verbistsky- advirtieran sobre los peligros que la misma encierra. Las usinas oficiales explican su importancia para “poner en caja” a quienes conspiran contra políticas estatales mediante “corridas” bancarias.

TV argentina: La atreacción de la maldad y los escándalos

Es posible que la morbosidad acompañe a la naturaleza humana pero no cabe duda que, en estos últimos tiempos, los argentinos hemos desarrollado un gusto especial hacia la misma. Cuando se piensa en muchos noticieros televisivos, en los programas de mayor rating, nos queda la misma duda que tenemos acerca de “quién fue primero: el huevo o la gallina”. No es fácil determinar si estos espectáculos responden a esa demanda del costado morboso de cada uno de nosotros. Si –por el contrario- ese costado es consecuencia de los estímulos que recibe, sobre todo desde la TV.

¿A que viene todo esto? En estos recuentos de datos que se producen cada fin de año hay uno que llama la atención. Los nombres que las familias argentinas más usaron para poner a sus hijos son Benicio y Santino.

Benicio es el personaje más cruel y cínico de “Herederos” una de las telenovelas de moda del corriente año. Santino es –a su vez- uno de los hijos de Don Corleone el personaje de “El Padrino” la famosa película sobre la mafia que ha vuelto a ser exhibida, con gran éxito, en los últimos meses.

Pero no solo eso, la “crónica rosa” de las revistas y programas de espectáculo informan que algunos avisos que estaban a cargo de Julieta Díaz, una actriz dedicada a su profesión, ha perdido espacios que fueron ocupados por Juana Viale, la nieta de Mirta Legrand y habitué de variados escándalos. Una suerte parecida habría corrido, según esas mismas fuentes, Guillermo Francella en algunos avisos que ahora están a cargo de Alfredo Casero. También en este caso el primero privilegia su tarea actoral, mientras que el segundo hace de la provocación y el  escándalo una forma de vida.

En el caso de los nombres más utilizados, en las inscripciones ante el Registro Civil, se trata de un tema personal que tiene que ver con algo íntimo que la pareja y su entorno privilegia. Cada lector tendrá su propia explicación sobre la razón por la cual se eligen nombres expresivos del cinismo y la maldad.

En el caso de los avisos publicitarios estamos ante un negocio y las personas elegidas tienen que ver con costosas campañas, de modo tal que la elección de quienes son parte del escándalo indica que eso “cae bien”, “eso vende”, de lo contrario no serían elegidos. Las razones también quedan a juicio de cada uno.

Lo que sí queda claro es la sideral distancia entre estos nombres y los de otros tiempos donde a los hijos se les daba el nombre de libertarios luchadores o figuras de la historia o la publicidad se hacía usando el “modelo” de figuras que inspiraban respeto y seriedad. Algo ha cambiado…