Bolivarianismo y chavismos: fenómenos del alba del siglo XXI

Juan Barreto-Javier Biardeau-Héctor Sánchez|

1.- Protocolo preventivo

El presente texto reúne dos términos-definiciones de nuestro más reciente ensayo
de elaboración y compilación de un para-texto, diccionario o recopilación de
palabras-claves, próximo a ser publicado como Nueva Lengua Rebelde (NLR).
Ante la pregnancia de una neo lengua despótica, ponemos a disposición tales
términos para fecundar debates entre diversas corrientes y tendencias del campo
ideológico venezolano, atravesados desde nuestras propias coordenadas por
múltiples agenciamientos colectivos de enunciación.

Ante un “régimen de signos” que administra un “orden del discurso y un régimen
de verdad”, aquí aplicamos el criterio de abrir la llave a los cepos del discurso.
Imitamos así la técnica del diccionario en su estilo retórico de la pedantería
intelectual. Son recursos estilísticos, que operan bajo el escudo del contrasentido,
la ambigüedad y la consigna de Charles S. Pierce. ¡Semiosis ilimitada!

Usamos los conceptos ideopolítico del mismo modo que los políticos utilizan las
consignas: para perturbar y agitar. Lo que aspiramos no es nada más y nada
menos que fundar un terreno de discusión; es decir, celebrar el debate, la
controversia, la polémica para ver si es posible salir del marasmo y de los
laberintos, pues todo lo que las definiciones ( = limitar) nos pueden dar son anti-
definiciones, es decir, abrir problemáticas, tejer nuevos caminos y ponernos a
andar.
Estos términos planteados, a diferencia de la cultura de diccionarios, enciclopedias
y manuales no están guiados por la moralina del buen-decir o del decir
“políticamente correcto”, sino por una apuesta por el acontecimiento intempestivo,
quebrar la ausencia de debates, de réplicas y contra-replicas, alrededor de una
problematización de un término clave en el sentido común instalado, en la doxa,
en los hábitos de pensamiento, en el automatismo psíquico.

Una guerrilla semiológica se inspira en el quiebre del automatismo perceptivo, en
el automatismo semántico presente en todo estereotipo ideopolítico. Así como
Molotov inventó aquella herramienta de lucha de calle, las vanguardias estéticas
del formalismo ruso (Ostranenie) colocaron sobre la escena las práctica de la des-
automatización, des-familiarización y del extrañamiento en el propio acto de la
palabra. No hay que expulsar de la ciudad a los poetas, hay que invitarlos a
vociferar para provocar la contusión mental del lenguaje del Filósofo-Rey.

Quizás para los policías del pensamiento no hay nada peor que invocar
adicionalmente elementos de la “escritura automática” del surrealismo ante
determinados temas, así como quebrar la “zona de confort” del estereotipo
político-ideológico que se maneja con naturalidad y de modo automático: El reflejo
condicionado es el Déspota del ordenamiento del sentido común: el Monarca
Absoluto del prejuicio.

Cualquier acto creativo no programado por las expectativas administradas puede
ser un sin-sentido inmediato para aquella conciencia encarcelada por
determinadas voces del “Super-yo” político-ideológico, enclaustradas por el típico
estilo burocrático del “método de la censura y la autocensura”.
Por nuestra parte consideramos que no hay subversión alguna en el territorio
político-cultural, si no hay subversión del cuerpo y la palabra, fuera de cualquier
prescripción, interdicción y proscripción, de cualquier incitación, censura, inhibición
y represión, dejando crecer el poder creador fuera de cualquier influjo castrante.

El objetivo es complejo: ¡Que siga el debate de ideas, más allá del método de
intoxicación lingüística basado en la desinformación, la calumnia, la difamación y
el escándalo!

Contra la propaganda no queda sino intentar pensar entre nosotros mismos…por
supuesto, ¡Más allá de Kant y Goebbels!…

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BOLIVARIANISMO Y CHAVISMOS