Argentina: Las temidas últimas semanas del año

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JUAN GUAHÁN| Desde hace tiempo las últimas semanas de cada año se constituyen en un dolor de cabeza para los gobernantes argentinos de turno. Es como si allí pretendiéran resolver  lo que no hicieron el resto del año. Esta vez no será distinto, pese a que el gobierno había estimado que para fines de este año la economía le daría un respiro.

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Eso ayudado con algunas medidas, como la recientemente adoptada respecto al medio aguinaldo y otras semejantes, le permitirían cerrar el año con la iniciativa en sus manos y retomando la senda del apoyo que se manifestó en las últimas elecciones. A esas previsiones las habían  condimentado con las medidas que se iban a tomar respecto a la forzada desconcentración de Clarín, cuando venciera -el 7 de diciembre- el plazo legal para hacerlo voluntariamente, lo que esa empresa no piensa cumplir. Esos eran los planes pero veamos  ¿Qué pasó?

Hay datos económicos que avalan la expectativa del gobierno. El consumo creció en el tercer trimestre del año. Todo indica que en el último trimestre del 2012 esa trepada consumista se mantendría. La exención del pago del impuesto a las ganancias para la segunda cuota del aguinaldo lo facilitaría. Algunas otras medidas vinculadas a políticas sociales lo podrían fortalecer. Las “promociones” de los supermercados, en busca de recuperar clientes que perdieron frente a almacenes chinos y negocios barriales, incentiva este crecimiento del consumo.

Respecto a Clarín y el 7 de diciembre las cosas siguen su curso.

El gobierno pensaba acelerar los plazos licitando rápidamente los espacios que Clarín sería forzado a dejar vacante. Ello tendría su culminación a toda orquesta con un acto, un festejo masivo, el 9 ó 10 de diciembre, tal vez un Festival que recuerde la “recuperación democrática” de 1983. De ese modo, “acompañados de la alegría del pueblo” el gobierno tiene en sus planes recuperar la calle.

No son pocas las piedras que aparecen en el camino de estas buenas intenciones. Los huelguistas del 20 de noviembre preparan una masiva marcha al Congreso. Los caceroleros del 13 de setiembre y 8 de  noviembre, ya están reparando convocatorias para antes y/o después del 7 de diciembre. Los dueños de Clarín han ido a la Suprema Corte pidiendo la prórroga de la medida cautelar que vence el 7 de diciembre.  Por si esto fuera poco, un juez extranjero quiere que Argentina deposite, antes del 15 de diciembre, lo que lo fondos buitres vienen reclamando.

Estos son los escollos que el gobierno deberá salvar para terminar el año del modo que lo tenía planeado.

 Las novedades que trajo el llamado paro nacional

Después de 9 años y medio de kirchnerismo, el 20 de noviembre el gobierno nacional tuvo que soportar la convocatoria a lo que se denominó “Paro Nacional”. Dicha convocatoria y el propio paro han tenido características particulares que  lo diferencian de “paros” anteriores.

Fue convocado por 3 de las 5 centrales sindicales que hoy están poblando el panorama sindical de nuestro país. La convocatoria fue de las centrales opositoras al gobierno (CGT “Azopardo” conducida por Hugo Moyano, la “Azul y Blanca” de Luis Barrionuevo y la CTA que tiene al frente a Pablo Micheli). Dado su carácter opositor las denuncias en el sentido que fue un “paro político” son justas, pero lo paros sindicales siempre tienen un fuerte componente político. Los más importantes gremios de la producción: Mecánicos (SMATA) y metalúrgicos (UOM) –­oficialistas- no convocaron; tampoco lo hizo el oficialista y más importante gremio de estatales (UPCN); ni los importantes gremios de la Construcción, Empleados de Comercio y Transporte (UTA), también oficialistas.

Tampoco participó el gremio de maestros encabezado por el máximo dirigente de la CTA próxima al gobierno, Hugo Yasky. Sí contaron con el apoyo militante de la Federación Agraria Argentina, que agrupa pequeños y medianos productores rurales. También lo apoyaron una serie de movimientos de izquierda que lideran grupos estudiantiles y organizaciones piqueteras. Estuvo la adhesión de la Federación Universitaria Argentina (FUA).

La notoria fractura sindical se hizo ostensible en el paro. En las grandes fábricas hubo ausentismo, pero nada gravitante. El funcionamiento del sistema de transportes le dio un cierto movimiento a la mayor parte de las ciudades.

El mayor impacto del movimiento de fuerza se observó en la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y Rosario. El protagonismo central lo tuvieron los cortes de ruta y avenidas de acceso. Eso hizo que el Jefe de Gabinete lo llamara “piquetazo”, lo cual –por razones ideológicas- fue desautorizado por la Presidenta.

El carácter opositor de los convocantes fue una de las claves que hizo posible la confluencia de sectores sindicales y sociales tan distintos.

Los sectores de izquierda aportaron su capacidad movilizadora y su experiencia piquetera para el corte de rutas y calles, dejando a la Capital Federal prácticamente aislada.

Que camioneros y piqueteros hayan tenido un rol clave en este paro, llenando el vacío dejado por la ausencia de otros sectores del trabajo, no es una casualidad. En muchos piquetes convergieron los militantes del gremio de Moyano con sus camiones cruzados sobre la ruta y los piqueteros, muchos desocupados, con su fuerza movilizada. Unos, los camioneros con ingresos que rondan los 10 mil pesos; los otros, los piqueteros recibiendo 1200 – a veces menos- de algún plan social. Ambos integran este mundo productivo. Éste produce millones de excluidos y jerarquiza al sistema transporte, imprescindible para el traslado de componentes de una industria ensambladora.

Más allá de su éxito parcial, los convocantes salieron fortalecidos. El paro mostró los cambios señalados y un camino de integración de trabajadores en blanco con  desocupados y excluidos. El gobierno no encontró respuestas adecuadas y la CGT oficialista ensaya tomar los mismos reclamos y demandar al gobierno que debe escuchar a todos. Música celestial para los oídos de Moyano. Los empresarios agradecidos porque quedaron fuera de los reclamos (dirigidos al gobierno), pero preocupados por la presencia movilizada de sectores de asalariados.

 La deuda eterna

 Cuando asumió Néstor Kirchner el país estaba en default, es decir había suspensión de pagos, insolvencia, cesación de pagos. No podíamos hacer frente a las cuentas que como Nación Argentina teníamos. Frente a esa situación había tres caminos: Pagar las cuentas que nos reclamaban, cuestión casi imposible porque no teníamos recursos.

No pagar, investigar lo que pasó y después ver, era el pedido que venía de la calle y –a la larga- posiblemente la mejor solución, aunque también era difícil porque seriamos aislados y el sacrificio muy grande que solo se podía suplir con mucha voluntad y organización popular. El tercer camino, elegido por el Presidente, fue negociar para pagar. Logró una quita importante, pero se mantuvo la resignación de jurisdicción (litigar ante tribunales extranjeros) y quedaron cuentas pendientes. Algunas de éstas se fueron resolviendo y otras no. Hasta que quedó un “pucho” (claro de algunos miles de millones de dólares, algo más de 10 mil millones) que no aceptó los arreglos y siguió reclamando. El gobierno argentino siempre dijo que a éstos no les iba a pagar y en los informes posteriores esa deuda ya no figuraba.

Frente a todo ello el gobierno aplicó un criterio que es muy de estos tiempos. “Vivir el presente, mañana vemos”. El camino que parecía el más fácil se está complicando. Así fue como vino la retención de la Fragata Libertad en Ghana y ahora el fallo del Juez de Nueva York, Thomas Griesa que nos dice que el 15 de diciembre hay que pagar a este fondo buitre, todo lo que nos reclama, 1330 millones de dólares. Para esa fecha debíamos pagar una parte de los bonos de quienes aceptaron el arreglo.

 

Al gobierno le quedan dos cartas para salvarse de un problema mayor. Que la Cámara de Apelaciones, ante la que se presentarán mañana, dé marcha atrás con lo que Griesa resolvió. Caso contrario podrá ir a la Corte de los Estados Unidos, allí las posibilidades de lograr algo positivo son mucho menores.

Los principales diarios del mundo se ha  hecho eco de estas novedades y advierten sobre la situación existente en nuestro país señalando la posibilidad que la Argentina vuelva a una situación de default, a partir del próximo 15 de diciembre. Ello hizo perder valor a diferentes bonos emitidos por nuestro país para conseguir dinero del exterior.