Argentina: Ley antidespidos y la disputa por el poder político

ar macri para la manoJuan Guahán-Question latinoamérica|

Estamos en medio del debate del la Ley Antidespidos, promovida por el kirchnerismo a través del Frente para la Victoria (FpV). Esta no es una Ley más, toca aspectos muy sensibles del peronismo y de la política argentina de las últimas décadas y puede ser un punto de inflexión en la política de estos tiempos.  ¿será para Mauricio Macri algo parecido a lo que fue Ley Sindical (“Ley Mucci”) para Alfonsín (1984) o la Ley de Flexibilización Laboral (“Ley Banelco”) para De la Rúa (2000)?

Desde la retirada de la dictadura en 1983, han pasado cerca de 33 años. Durante ese período hubo solo tres ocupantes no peronistas de la Casa Rosada: Raúl Alfonsín (1983/89); Fernando de la Rúa (1999/2001) y Mauricio Macri, el ocupante más reciente. Los dos primeros no completaron su mandato y el tercero está por verse. Pero tengamos presente algunos antecedentes.

Docentes y estudiantes en defensa de la enseñanza
Docentes y estudiantes en defensa de la enseñanza

Alfonsín le infringió la primera derrota electoral al peronismo, en elecciones presidenciales. Su mayor contrincante era el sindicalismo peronista. Durante la campaña habían chocado duramente y Alfonsín sabía que ese sindicalismo le haría la vida imposible, tal como efectivamente ocurrió con 13 paros nacionales. Alfonsín trató de restarle poder al sindicalismo mediante una Ley que recibiría el nombre de “Ley Mucci”, por el apellido de su Ministro de Trabajo. En marzo de 1984 la votó el Senado y el alfonsinismo perdió 24 a 22. Esa derrota fue un punto de inflexión de su gobierno. De allí en adelante sus políticas, más allá de sus errores o aciertos, quedaron sometidas a la presión del peronismo político y el acoso de los paros y movilizaciones sindicales. En medio de una durísima crisis social tuvo que renunciar 6 meses antes de terminar su mandato.

Andábamos por el año 2000 y el Presidente De la Rúa quería “bancar” la crisis que se venía mediante una “Ley de flexibilización laboral”. Por ella se permitían “contratos basura” y despidos sin indemnizaciones, entre otras lindezas. En el “Honorable” Senado, con mayoría peronista,  era difícil que pasara. Cuando Hugo Moyano, que estaba al frente de su gremio y del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) fue a reclamarle –por dicha ley- al Ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, éste “sobrándolo” le  dijo “para convencer a los senadores tenemos la Banelco” (por una promocionada tarjeta de crédito). La Ley se aprobó con el “extraño” voto afirmativo de varios senadores peronistas. Uno de ellos, el salteño (Emilio Cantarero) reconoció la existencia de coimas y apareció el funcionario radical del Senado (Mario Pontaquarto) que dijo haber repartido el dinero. Pero los jueces van y vienen y parece que no pasó nada. Lo cierto es que el tema de la Banelco, está en el centro de la renuncia de aquel vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez y es un estigma sobre el gobierno de De la Rúa que terminó de la peor manera sin llegar a la mitad de su mandato.

Ahora se debate sobre la “Ley Antidespidos”. El kirchnerismo quiere hacer de ella su nave insignia para encolumnar detrás suyo a toda la oposición: el peronismo y la izquierda.  Macri amenaza con pagar los costos políticos y vetarla. Sobrevuela, sobre muchos, el recuerdo de lo ocurrido con leyes semejantes en los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa.

El resultado final de esta disputa nos va a dar una idea algo más precisa, no sobre la evolución del tema del empleo –su objetivo aparente- sino sobre las relaciones del peronismo y el macrismo y las perspectivas que tendrá para maniobrar en medio de ésta y futuras situaciones semejantes.

Si el FpV logra su objetivo y la aprueba tal como vino del Senado, obliga al veto de Macri. Allí va a crecer la disyuntiva macrismo/peronismo. El primero lucirá más debilitado y el segundo, endurecido en su rol opositor, siguiendo las políticas cristinistas. El macrismo y el peronismo negociador, incluido el massismo,  pagarán los costos.

Si Sergio Massa logra meter una cuña e introduce y hace aprobar importantes modificaciones en Diputados, el panorama aparece mucho más flexible y los enfrentamientos (Macri/peronismo) habrán superado este momento. Particularmente el cristinismo será –en ese caso- el perdería una gran oportunidad para liderar toda la oposición.

En la sesión de esta semana, Massa consiguió postergar el tratamiento. Mantuvo casi íntegro a su bloque con la promesa que la semana próxima sí asistirán a defender un proyecto propio. En el FpV preocupó la ausencia de los diputados aliados vinculados a los gobiernos de Santiago del Estero y Misiones. Todo ello hizo fracasar la sesión a la que habían asistido 107 legisladores, lejos de los 129 necesarios para el quórum que permitiera funcionar.

El cristinismo, procura mantener alejada a la ex Presidenta del barro legal que la rodea, donde –esa semana- ha recibido su primer procesamiento.

Cristina está preparando un nuevo y próximo desembarco en Buenos Aires. Esta vez no sería convocada para prestar declaración judicial sino para darle funcionamiento al Instituto Patria, en las inmediaciones del Congreso, donde atendería a dirigentes sociales, de la cultura y la política.