La deriva totalitaria de Felipe González/ La impudicia de un político indecente

Germán Gorraiz López –
El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial, política, militar, jerarquía católica, judicial y mass media del Estado español que serían los herederos naturales del legado del General Franco y que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro “Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet), iniciando asimismo una deriva totalitaria que habría ya convertido a la seudodemocracia española en rehén del establishment y que tendría como objetivo último la implementación del distópico “Estado Tardofranquista”.

El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así, distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”. Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad ( habeas corpus) de las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del sistema hacia la progresiva implementación del nuevo Estado Tardofranquista que beberá de las fuentes del centralismo jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas.

Felipe González, ¿peón de la CIA?es gal
En su libro “La CIA en España”(Editorial Debate), el periodista de investigación Alfredo Grimaldos asegura que la llegada al poder del socialista Felipe González como presidente del Gobierno español en 1982, fue en realidad la alternativa “diseñada y controlada por la CIA para mantener la tutela sobre España”, estrategia diseñada en el Congreso de Suresnes tras el que asistimos al acta de defunción del camarada Isidoro y al nacimiento de un Felipe Gónzalez convertido ya en Secretario General de un PSOE tutelado por la CIA .

La deriva totalitaria del estado Español arranca con la implementación de la doctrina de la alternancia en el Poder del bipartidismo PP-PSOE como defensa y garante del citado establishment dominante, fruto del acuerdo tácito entre los partidos políticos tras el simulacro de golpe de mano de Tejero (23-F del 1981) y alcanzó su mayoría de edad con la llegada al poder del PSOE y el nombramiento como Presidente del Gobierno de Felipe González ( 1.982), con quien asistimos al finiquito de la idílica Transición y al inicio de la deriva totalitaria del sistema mediante la implementación del llamado “terrorismo de Estado” o “guerra sucia” contra ETA y su entorno, del que serían paradigma los Grupos Armados de Liberación (GAL).

Ya en 1.989, el Comité de Encuesta sobre las violaciones de los Derechos Humanos en Europa (CEDRI), elaboró un duro manifiesto en el que denunciaba la deriva totalitaria y el “terrorismo de Estado” implementado por el Gobierno de Felipe González con las siguientes palabras: “el GAL con su cadena de crímenes, su impunidad y sus evidentes raíces en las más altas instancias del Estado, descubren los cimientos enfermos de la democracia española y la verdadera credibilidad de sus instituciones y gobernantes”.

La trama del GAL se destapó gracias a las pesquisas de periodistas del Deia, Diario16 y del Mundo. Así, este periódico, fundado por Pedro J. Ramírez, publicó una noticia en la que afirmaba que el comisario Amedo ( implicado en dicha trama y posteriormente condenado junto con el entonces Ministro del Interior , José Barrionuevo, Rafael Vera, Miguel Planchuelo, Michel Domínguez, Julián San Cristóbal y el dirigente socialista vasco García Damborenea), habría entregado varios documentos relacionados con los atentados contra dos bares del País Vasco-Francés (Iparralde), atribuidos al GAL y que implicarían directamente a responsables políticos y policiales.

Posteriormente, en el juicio contra Planchuelo, Amedo afirmó que “los GAL fueron decisión de Felipe Gónzalez”, aunque nunca se pudo probar que el misterioso “Señor X” que desde la sombra movió los hilos del GAL y que al descubrirse la trama los abandonó a su suerte (aunque tan sólo habrían cumplido el 5% del total de su condena), fuera el entonces Presidente del Gobierno Felipe González.

Un hito fundamental en la espiral involucionista del régimen del 78 sería la implantación por el Gobierno socialista de Felipe González de la Ley Antiterrorista de 1.985, definida por José Manuel Bandrés en su artículo “La Ley antiterrorista: un estado de excepción encubierto”, publicado en el diario “El País”, como “la aplicación de facto del estado de excepción encubierto”.

Dicha Ley Anti-terrorista (todavía vigente a pesar de la ausencia de actividad por parte de ETA), sería un anacronismo propio de la dictadura franquista, un limbo jurídico que habría convertido los sótanos de cuartelillos y comisarías en escenarios distópicos de naturaleza real (no ficitica) y en Guantánamos virtuales refractarios al control de jueces, fiscales y abogados y que facilitarían la labor de los Cuerpos de Seguridad del Estado para obtener evidencias delictivas mediante prácticas inadecuadas (léase tortura), prácticas confirmadas por las declaraciones de Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil con Felipe González.

La deriva regresiva tendría su continuación con la Ley Orgánica 7/2000 del Gobierno Aznar que incluyó como novedad la aparición del llamado “delito de exaltación del terrorismo” y prosiguió su escalada con la firma por Aznar y Zapatero del llamado “Pacto por la Justicia y las Libertades” de 2003 que instauraba de facto “la cadena perpetua estratosférica” al elevar la pena máxima de cárcel hasta cuarenta años, superando la “crueldad del régimen de Franco “ que contemplaba los 30 años de cárcel como pena máxima).

Y en el paroxismo de la involución, hemos asistido a la reciente modificación del Código Penal para constriñir hasta su nimiedad los derechos de expresión (Ley Mordaza) y a la ultimísima firma entre Rajoy y Sánchez del llamado “pacto antiyihadista” que bajo la falacia de combatir el terrorismo yihadista “convierte en delitos terroristas infracciones menores o conductas lícitas y supone un ataque a la línea de flotación del sistema constitucional” en palabras de Manuel Cancio Meliá.

No es descartable que tras la decable electoral de un PSOE sumido en un catártico proceso de crisis identitaria tras perder en el camino incontables jirones del primigenio ideario socialista de su fundador Pablo Iglesias, consume la perpetuación del Tardofranquismo en el Estado español mediante un Gobierno de coalición con el PP siguiendo los dictados de un Felipe González que obedeciendo órdenes directas de la CIA, se habría convertido en el adalid del boicot internacional contra el Gobierno de Maduro así como de la implementación en el Estado español de un Gobierno de Coalición PP-PSOE para evitar la hipotética llegada al poder de Podemos , partido considerado por EEUU como de “filiación chavista”.

Mientras, los actuales dirigentes del PSOE (Pedro Sánchez y Susana Díaz), presos del atavismo de la servidumbre a los poderes fácticos del momento y de su adicción a la poltrona, continuarán ignorando la gravedad de la aplicación de dichas medidas regresivas en la creencia de que no serán los siguientes, pero para que no puedan alegar como atenuante ante el juicio de la Historia el desconocimiento por miopía intelectual, me permito parafrasear el poema “Cuando los nazis vinieron” del pastor protestante alemán Martin Niemöller (1.892-1.984): “Primero vinieron a buscar a los filoterroristas y yo no hablé porque no era filoterrorista. Después, vinieron por los separatistas y yo no hablé porque no era separatista. Después, vinieron por los troskistas y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Finalmente, vinieron por mí y los demás socialdemócratas y ya para ese momento no quedaba nadie que pudiera hablar por mí”.

Addendo

La impudicia de un político indecenteven ledesma maduro

MARCOS  ROITMAN ROSENMANN| Para muchos, Felipe González es un ícono de la democracia española. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Su pasado es otro. Hoy se presenta al mundo como el abogado defensor de Leopoldo López, dirigente del partido Voluntad Popular, y del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, elegido por la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Ambos políticos venezolanos, imputados por participar y urdir la trama de golpe de Estado para derrocar al gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro.

Felipe González tiene una cara oculta. Tiene en su debe político urdir parte del proceso desestabilizador que culminó en el fallido golpe de Estado del 23-F en España, para crear un gobierno cívico-militar. También gestar la guerra sucia contra la izquierda abertzale y ETA. Siendo presidente de gobierno, entre 1983 y 1985 dio luz verde a la actuación de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). El resultado: 27 personas asesinadas y cientos de damnificados colaterales.

La historia de Felipe González está ligada indisolublemente a la evolución del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde los años 70 del siglo XX. La modernización política había desplazado a los viejos camisas azules y una generación de nuevos políticos tecnócratas asaltaban el poder. En este contexto, Franco nombraría en 1969 a su sucesor. El régimen tendría continuidad bajo la restauración monárquica. El elegido no sería el hijo de Alfonso XIII, don Juan, sino su nieto, Juan Carlos, saltándose la cadena sucesoria. El 20 de noviembre de 1975, Franco, tras 40 años de dictadura, moría en la cama. Su régimen sobrevivía. El 22 de noviembre de 1975 Juan Carlos I es coronado rey. En noviembre de 1976 las cortes franquistas aprueban convocar un referendo para la reforma política, a celebrarse el 15 de diciembre. Los actores de la modernización están en el poder. Adolfo Suárez preside el gobierno y una oposición tolerada se legitima. En febrero de 1977 se legaliza al PSOE y en abril del mismo año el Partido Comunista. Los interlocutores se reconocían, pero el itinerario había sido diseñado con el caudillo en vida. El objetivo, encontrar una salida negociada, redactar una ley de amnistía y punto final para salvaguardar a los dirigentes del régimen.

Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña, valedores de Franco, agradecidos por su papel en la lucha anticomunista, requerían una organización opositora fiable, capaz de negociar una vez muerto el dictador. Sus ojos se ponen en el PSOE. Partido con poca actividad durante la dictadura y considerado pro occidental. En esta estrategia, el Departamento de Estado estadunidense entra en contacto con un hombre oscuro, abogado laboralista y militante del partido: Felipe González. En poco tiempo pasaría a transformarse en una figura destacada de la transición. La operación contó con fondos y aval de los países señalados y la socialdemocracia internacional. Previamente, Felipe González y su equipo debía tomar las riendas del PSOE, en manos de la vieja guardia desde 1944. El momento idóneo, el 26 congreso, a celebrarse en la localidad francesa de Suresnes, en 1974. En dicho evento, Felipe González será nombrado secretario general, desplazando a Rodolfo Llopis. Dos años más tarde, en diciembre de 1976, el PSOE celebrará, en la clandestinidad, su 27 congreso en Madrid; radiado y televisado nadie será detenido. En ese instante, Felipe González, aclamado por el partido, se convierte en el hombre de Estados Unidos en España y el interlocutor de la socialdemocracia europea para América Latina. En 1982 su partido obtendrá mayoría absoluta, siendo elegido presidente de gobierno. Allí se quita su careta. En medio de la guerra contrainsurgente en Centroamérica, declara: Habría que ayudar a Estados Unidos a encontrar la dimensión positiva de su liderazgo en América Latina. Y de paso no sorprender nunca a la administración Reagan en las decisiones que tomara el Ejecutivo.

Su periplo por América Latina no tiene desperdicio. En su currículum debemos destacar la relación con el entonces miembro de la Junta Militar Argentina, almirante Eduardo Massera, para crear el partido Democracia Social, integrado a la Internacional Socialista. Maniobra que fracasó estrepitosamente, no sin antes González presentar a Massera como socialdemócrata. Dichos datos salieron a la luz en la causa instruida por el juez Garzón contra la dictadura Argentina. Publicitados por el equipo Nizkor y el periódico argentino La Nación. Durante la dictadura de Videla, Felipe González condecoró a varios militares. Entre otros, al almirante Rubén Franco, condenado posteriormente a 25 años de cárcel por participar en el secuestro y apropiación de hijos de desaparecidos, con la Gran Cruz de la orden del merito aeronáutico. Asimismo, no tuvo escrúpulos en convertirse en fiador para la venta de armas a las dictaduras latinoamericanas. Sólo en el Chile de Pinochet, entre morteros, lanzacohetes, ametralladoras, aviones de entrenamiento, helicópteros, en el año 1983, los beneficios superaron los 80 millones de dólares. No es de extrañar que pidiera la libertad de Pinochet con tanto ahínco tras su detención en Londres, sin olvidar que en los años 80 recomendó a Ricardo Lagos que fuese Pinochet el timonel de la transición. La visita de ministros de Pinochet a España para asesorar las privatizaciones, la reforma laboral y abrir las puertas a Telefónica, Iberdrola, Endesa, Repsol, Santander, BBVA, en Chile fue una constante. Financió la contra nicaragüense, apoyó el informe Kissinger y negó apoyo al FDR-FMLN en El Salvador. Tras su salida de la política se transformó en asesor de lobbys y empresas trasnacionales españolas, estadunidenses y europeas, entre otras de venta de armamento, obteniendo pingües beneficios. Además de asesorar empresarios latinoamericanos para esquilmar sus riquezas, entre los que destaca Carlos Slim.

Ahora se presenta como un demócrata comprometido con las libertades en América Latina. Nunca lo estuvo ni lo estará. Mientras cultiva su hobby, comprar y diseñar joyas, alienta la desestabilización de golpistas. No puede ser de otra forma. Siempre revoloteó en su nido. Estados Unidos se lo agradece. Su impudicia no tiene límite.